24/09/2018

Demandar el desarme nuclear tiene vigencia

Lograr el desarme nuclear a nivel mundial es uno de los objetivos más antiguos de las Naciones Unidas. De hecho, fue el tema de la primera resolución que aprobara la Asamblea General en 1946 y forma parte de su agenda desde 1959, junto con el desarme general completo. Asimismo, es materia de análisis recurrente en las conferencias que periódicamente examinan el Tratado sobre No Proliferación de Armas Nucleares, que se celebran desde 1975.

En el primer período de sesiones extraordinarias que se consagraron al desarme (1978), se otorgó particular prioridad a la faceta nuclear. Sin embargo, en la actualidad existen todavía 14.500 armas nucleares. Para agravar las cosas, los países que son poseedores de armamento nuclear cuentan con programas de modernización de sus arsenales a largo plazo, con la correspondiente dotación de fondos. Quiere decir que la meta está lejos.

Después del desmoronamiento de la ex URSS y la finalización del período que se conoció como Guerra Fría, la problemática del armamento nuclear perdió prensa, pero la realidad es que más de la mitad de la población del planeta vive en países que poseen armas atómicas o que son integrantes de alianzas nucleares. Si bien se registraron reducciones importantes en el despliegue de armas nucleares si se compara la actualidad con el momento más candente de la Guerra Fría, la verdad es que, hasta 2018, no se destruyó físicamente ni una sola de conformidad con ningún tratado, bilateral o multilateral. Tampoco hay negociaciones en marcha a este respecto.

Más allá de los anhelos de la ONU y de aquellos que persiguen el desarme nuclear como objetivo, la doctrina de la disuasión persiste como elemento de las políticas de seguridad de todos los integrantes del clan nuclear y sus aliados. Ante esa persistencia, la entidad internacional advirtió que, si bien los desafíos de seguridad aún prevalecen, no pueden ser una excusa para confiar en el armamento nuclear y poner a un costado la responsabilidad de buscar una sociedad internacional más pacífica.

La vigencia del objetivo y la resistencia del obstáculo hicieron que en su oportunidad, se designara al 26 de septiembre como el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares. La jornada ofrece una ocasión para que la comunidad internacional reafirme su compromiso con el desarme nuclear, como una prioridad. También proporciona una oportunidad para educar al público y sus líderes acerca de los beneficios reales que derivarían de la eliminación de los arsenales atómicos, junto a los costos sociales y económicos que, por el contrario, implicaría su perpetuación.

Cabe recordar que es objetivo de la humanidad alcanzar la paz y la seguridad, en un planeta sin armas nucleares. En julio del año pasado, se adoptó el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, entendimiento que significó un paso importante y una contribución significativa hacia el objetivo común que mañana se realzará. El tratado refleja las crecientes preocupaciones que reviven ante la continua existencia de armas nucleares y, a la vez, implica un llamado de alerta sobre las catastróficas consecuencias humanitarias que tendría una nueva utilización de artefactos nucleares.

El acuerdo es resultado de una campaña global que se enfoca en la no aceptación del uso de armas nucleares bajo ninguna circunstancia. Se aguarda que, con su adopción, el objetivo del desarme reciba un nuevo impulso. El 24 de mayo último, el secretario general de la ONU lanzó un plan de acción que lleva como título “Asegurar nuestro futuro común: una agenda para el desarme”.

La iniciativa de António Guterres hace énfasis en la necesidad de eliminar las armas nucleares en el marco del concepto “desarme para salvar la humanidad”. El diplomático insta a retomar el diálogo y las negociaciones para avanzar hacia un control de las armas nucleares y el desarme. La Secretaría General apoya la necesidad de ampliar las normas contra las armas nucleares y, en ese sentido, hace un llamamiento a los que poseen armas nucleares: una guerra nuclear no puede ser ganada y nunca debe ser luchada.

El programa propone la preparación para un mundo libre de armas nucleares a través de una serie de medidas de reducción del riesgo, en particular, poner fin a la producción de materiales fisionables. Son diez los países que detonaron con éxito armas nucleares y cinco de ellos son considerados “estados nuclearmente armados”, estatus que establece el Tratado de No Proliferación Nuclear: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China.

Después de que se firmara aquel acuerdo, otros tres países no firmantes realizaron pruebas nucleares: India, Pakistán y Corea del Norte. Además, existen suficientes indicios sobre la existencia de un arsenal nuclear en Israel. Las exhortaciones de la ONU y el clamor de la comunidad internacional tienen destinatarios muy directos.

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