11/09/2018

Mirar al Sur Global y no tanto al norte

Con el concepto de Cooperación Sur-Sur se hace referencia a una manifestación de solidaridad entre pueblos y países del Sur Global que contribuye al bienestar de las poblaciones, su independencia colectiva y el logro de los objetivos de desarrollo que se acordaron internacionalmente, entre ellos, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Precisamente, hoy (12 de septiembre) se celebra el Día de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur.

La puesta en práctica de la cooperación entre los países del sur se lleva a cabo a través de un marco de colaboración amplio en las esferas política, económica, social, cultural, medioambiental y técnica. Pueden participar dos o más países “en desarrollo” y tener lugar a nivel bilateral, regional, intrarregional o interregional. Entre éstos, comparten conocimiento, habilidades, experiencias y recursos para alcanzar los objetivos de desarrollo mediante iniciativas que se acuerden.

Con la conmemoración, se persigue el objetivo de concientizar a los ciudadanos de todo el mundo sobre las iniciativas que asume la ONU, en dirección a los países que según su léxico están “en desarrollo” y cooperan entre sí. De la misma manera, hoy se deberían celebrar los avances económicos, sociales y políticos de los últimos años, tanto en regiones como en países del sur. Más como categoría política que geográfica.

Orienta las acciones a seguir en este ámbito el Plan de Acción de Buenos Aires, que se estableció hace 41 años en la capital argentina. En aquella oportunidad, fue la sede donde se discutió y aprobó la iniciativa. De acuerdo con ésta, existen varios objetivos básicos de la colaboración Sur-Sur, con el ánimo de promover e implementar la cooperación técnica entre países “en desarrollo”. El primero refiere a fomentar su independencia a través de la mejora de su creatividad para que encuentren soluciones a sus problemas de acuerdo con sus propias aspiraciones, valores y necesidades específicas.

El segundo apunta a promover y reforzar la independencia colectiva a través del intercambio de experiencias. La intención es que aporten, compartan y usen sus recursos técnicos y de otro tipo, al igual que avancen hacia la complementación en el desarrollo de capacidades. El tercero apunta a fortalecer la capacidad de los países en cuestión para que éstos mismos identifiquen y analicen sus prioridades, mientras formulan las estrategias necesarias.

También se persigue como objetivo incrementar la cantidad y la calidad de la cooperación internacional para el desarrollo, en el sentido de aportar y compartir capacidades con el fin de mejorar la efectividad de los recursos que se dedican a la modalidad. El Plan de Acción incluye además la creación de capacidades tecnológicas en los países “en desarrollo”, así como el fortalecimiento de las existentes, con el fin de mejorar su efectividad, además de aumentar la capacidad de tales países de absorber y adaptar la tecnología y las habilidades para que se ajusten a sus necesidades.

La iniciativa contempla aumentar y mejorar las comunicaciones entre los países que forman parte del grupo para crear conciencia acerca de sus problemas comunes y ampliar el acceso al conocimiento y la experiencia disponibles, así como la creación de conocimiento. Incluso, es necesario advertir los matices que presenta la denominación general “países en desarrollo” porque es imperioso reconocer los problemas y las necesidades de la generalidad, pero también de los que no cuentan con litoral, los pequeños Estados insulares, los países más afectados por los desastres naturales y otras crisis, para poder así dar respuesta a los retos. Por último, el Plan refiere a la necesidad de permitir a los países del sur una mayor participación en la actividad económica internacional.

Durante el gobierno anterior, fue motivo prácticamente de burla para la gran prensa una iniciativa que partió del efectivamente polémico ex secretario de Comercio. Una delegación argentina se dirigió hacia Angola para explorar posibilidades de negocios con sus pares de aquel país africano. Más allá de la modalidad y del éxito o no que tuviera aquel emprendimiento, el espíritu era y es interesante a la luz del concepto de Cooperación Sur-Sur.

La Argentina haría bien en dejarse de pensar como potencia cuando no lo es y estudiar sus posibilidades de desarrollo de manera autónoma, no tanto en dependencia de los dictados del “mercado internacional”, es decir, Estados Unidos, la Unión Europea y más recientemente, los BRICS. No hay tanto que perder en esa exploración y tal vez exista mucho por ganar. Cuando el gobierno actual habla de “volver al mundo”, se refiere a la influencia de las grandes potencias y los organismos internacionales de crédito. En realidad, sería más lógico relacionarnos con pares y del Sur Global. Está a la vista cómo nos va en las relaciones con el norte.

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