09/09/2018

Decisiones políticas para prevenir suicidios

La temática es muy escabrosa y habitualmente se la esquiva. Quizá por esas características y por su gravedad, se instituyó al 10 de septiembre de cada año como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Como bien sabemos, por aquí no estamos exentos de sufrir esa realidad. Periódicamente nos interpela algún hecho suicida que nos deja perplejos, sobre todo cuando se trata de un adolescente o joven.

Más allá de los vaivenes económicos, las crisis o las bonanzas del PBI, la infelicidad se extiende a un ritmo alarmante. El egoísmo y la hipocresía incitan a luchar por objetivos que no dejan de ser individuales y se obvia cualquier tipo de compromiso con los semejantes. Precisamente, el primer síntoma que manifiesta una sociedad que no anda bien es la indiferencia, la que se manifiesta cuando se niega ayuda o consuelo a quienes pasan por malos momentos.

Las causas detrás de un suicidio son muy diversas, pero implicarse activamente en la construcción de una sociedad más humana puede reducir su importancia. A pesar de tanto individualismo, el humano es un ser gregario.

Imposible la vida sin relacionarnos con nuestros congéneres, necesidad que se profundiza cuando la adversidad se torna más ardua. Muchos de los suicidios tienen su origen en el aislamiento o la soledad, sin posibilidades de satisfacción de necesidades afectivas y emocionales.

La intención es que durante la jornada se fomenten compromisos y medidas prácticas para prevenir los suicidios. Es que cada día se registran en promedio tres mil personas que deciden poner fin a su vida y logran su cometido.

Además, se calcula que hay otras 20 que intentan suicidarse por cada uno que logra su infeliz propósito. Tan considerable es la magnitud de la práctica que existe y trabaja la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (AIPS).

En conjunto con la Organización Mundial de la Salud y otras entidades, los especialistas pregonan una terapia adecuada y medidas de seguimiento para quienes hayan intentado suicidarse. Además, se reclama un tratamiento más mesurado por parte de los medios de comunicación. Según la OMS, es necesaria una labor mundial que genere conciencia porque el suicidio es una de las grandes causas de muerte prematura.

Es que se puede prevenir y disminuir en forma sustantiva su incidencia. Pero detrás de ese objetivo, los gobiernos deberían elaborar marcos normativos para fijar las estrategias nacionales para su prevención. Las declaraciones políticas y los resultados de las investigaciones deben plasmarse en programas de prevención y actividades comunitarias. En ese sentido, la AIPS tiene por objetivo la prevención de comportamientos suicidas y reducir las repercusiones que se asocian a éstos.

Su propósito consiste en proporcionar un lugar de intercambio para los investigadores, profesionales de la salud mental, ayudantes en situaciones de crisis y voluntarios. Además, también se erigen en preocupación para la entidad los “enlutados por suicidio”, según su terminología. La entidad existe desde 1960. Desde entonces, profesionales y voluntarios de más de 50 países se incorporaron a sus filas.

La organización mantiene un vínculo oficial con la OMS, justamente con el afán de prevenir el suicidio. Trabaja a través del establecimiento de “centros de crisis” en diversos rincones del planeta. Cada año, no menos de un millón de personas mueren en el planeta como consecuencia del suicidio pero son muchísimos más los intentos que finalmente no tienen consecuencias mortales.

Se trata de una de las tres primeras causas de muerte en personas de entre 15 y 44 años. Pero, además, la OMS vaticina que hacia 2020, el número de suicidios crecerá un 50 por ciento, para totalizar la friolera de un millón y medio por año. Por eso, el cometido es reducir en forma sensible cifras tan impresionantes. El anhelo consiste en inclinar la balanza a favor de la vida en las personas que están en situación de riesgo.

Se trabaja con la creación de redes y con tareas de prevención a escala nacional y local. En sus tramas, los investigadores, los voluntarios, los médicos y profesionales procuran compartir conocimientos y experiencias. El suicidio se puede prevenir e involucrarse es fundamental porque detrás de cada acto suicida se esconde una realidad en cierto sentido siniestra, que ancla en el subconsciente la idea de quitarse la vida para evitar las adversidades.

Sobre todo, suele estar presente la pérdida de la esperanza y el no contar con palabras de consuelo. En la Argentina, el otrora Ministerio de Salud de la Nación elaboró años atrás “Lineamientos para la Atención del Intento de Suicidio en la Adolescencia”, guía que tiene como destinatarios a los equipos de salud. Pero como decíamos más arriba, no estamos frente a un asunto que solo sea de incumbencia de los profesionales.

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