21/07/2018

Ediciones Desmesura se hizo libro

Ediciones Desmesura se hizo libro

El incansable editor de los trípticos reunió las que tiró entre marzo de 2013 y abril de 2017 en un volumen de dimensiones considerables. “Estoy probando”, dice. Una suerte de antología artesanal de la poesía patagónica.

Javier Gil no deja de subir la apuesta. Hace cuatro años, comenzó a editar sus “hojas” de poesía, trípticos en los que combinaba poemas con ilustraciones, con énfasis en versos de autoría regional. Los pequeños folletos se distribuían en los conciertos de Natural Desmesura, la banda que, por entonces, integraba como guitarrista y que dejó de sonar hace cosa de un año. Sin embargo, Ediciones Desmesura nunca cejó en su trabajo.

El inquieto difusor de la lírica patagónica sorprendió al cronista de El Cordillerano días atrás, una mañana de viento helado y calles repletas de turistas: de su mochila, desenfundó una voluminosa publicación cuya extensión y peso denuncia que el asunto pasó a mayores. “Ediciones Desmesura. Las primeras setenta hojas”, avisa su portada en blanco y negro, bella al reproducir un dibujo de Caroli Williams, uno de los ilustradores más persistentes de la serie.

En un breve diálogo, Gil le dijo al periodista que la renovada edición “es una prueba”. Tiró cinco ejemplares en junio, 10 en julio y hará otro tanto el mes que viene, gracias a la flexibilidad de una imprenta barilochense. El fundamento de la iniciativa aparece en las páginas iniciales: “esta es una compilación de las primeras setenta hojas de las ediciones. De distribución gratuita, en reiteradas ocasiones fueron reimpresas para poder seguir siendo compartidas”.

La reimpresión abarca a las “hojas” que ganaron la calle –literalmente- entre marzo de 2013 y abril de 2017. “Fueron reproducidas en centros de fotocopiado o en forma casera. Hasta ahora, se han hecho más de 30.000 copias.

En su presentación anillada / encuadernada, tal vez, se vean un poco extrañas, pues fueron hechas para ser repartidas sueltas en forma de trípticos”. La molestia es muy menor, ya que la portada de cada uno quedó sobre el margen derecho de las páginas pares. Si de leer poesía o prosa poética se trata, ¿a quién puede importarle?

Una vez, Jorge Alegret, a quien el Fondo Editorial Rionegrino (FER) publicara en 2017 el notable “Esteparias”, le dijo al hombre de este diario: “lo que está haciendo Javier es muy importante. Nadie le da bola, pero se está tomando un gran trabajo”. En los hechos, es una suerte de gran antología de la poesía de por aquí, porque “la mayor parte de los trabajos han sido realizados por autores de la región patagónica, que residen, residieron o que, en su ir y venir, están por acá”, dice el antologista en la introducción.

Imposible dilatar

Al historiar el comienzo del afán, recuerda un texto de octubre de 2004: “las Hojas Desmesura nacen durante la EXPODESMESURA de marzo de 2013, en el CAP, el Centro Administrativo Provincial. Al ser invitado a mostrar los cajones peruanos e instrumentos de percusión de su manufactura, Esteban Laclau, carpintero, sugiere llevar a todo el grupo. Y sus integrantes, lo que orbitaba en torno a ellos”.

Así las cosas, “por más de dos semanas, se pudo apreciar, además de los paneles de divulgación y poesía, una exposición de esculturas, batiks, dibujos, pinturas y una mesa con textos de escritores patagónicos, para ser consultados en el lugar. Una cartilla ilustrada con las letras de las composiciones del grupo se ofrecía a los visitantes de la muestra. Y más no se podía dilatar; toma forma la idea que ya rondaba: ofrecer a los asistentes de los conciertos, hojas con poemas y otras creaciones”.

El contenido se definió solo: “poesías de amigos, de poetas queridos y narraciones, todas ilustradas con los más diversos trabajos. Hojas para repartir gratuitamente. Y así nació lo que se denominó un poco en broma y jubilosamente EDICIONES DESMESURA: una simple hoja A4 doblada en tres”. Cinco años después de aquella exposición en Onelli y Vilcapugio, donde estuvo El Cordillerano, es un libro el que está en el regazo de quien escribe estas líneas.

Después de citar extensamente a Julio Cortázar, aclara Gil en su único texto: “hay muchas citas aquí. Resulta que los citados son como viejos amigos y, además, expresan con claridad visiones compartidas”. Por eso, la introducción cierra con unas palabras de Aldo Pellegrini “acerca de la poesía”, aquella “señora” a la que se refirió Arturo Castagnetto en el libro que le publicó la Editora Municipal Bariloche (EMB) dos años atrás.

Según Pellegrini, el punto de partida de la poesía “está en el principio de que el hombre merece un destino superior al que le asigna la sociedad en que vivimos. Este destino estaría en la realización que podríamos designar con el término de ‘hombre poeta’, basado en que lo poético es el motor central que impulsa al hombre a realizarse en totalidad. Lo poético, fuente de lo maravilloso, existe en todos los hombres, aunque oculto y reprimido; de ahí la frase de Lautréamont: ‘la poesía debe ser hecha por todos’. Lo que no quiere decir que todos los hombres hagan poesía verbal o arte, sino que una, por así decir, concepción poética debe presidir el vivir”.

El surrealista argentino concluye en la presentación de “Ediciones Desmesura”: “lo poético debe regir toda actividad humana, de modo que la vida constituya un acto de permanente creación. La poesía es, pues, un comportamiento y la expresión de ese comportamiento”. Y sumamos nosotros: la poesía es que un tipo que edita poesía artesanalmente y que te llena de sus hojas en la cola del cajero automático. O que te regala un libro una mañana de viento frío, en un paréntesis del consumismo turístico.

Compilado inagotable

Si bien hace décadas que mora en Bariloche, Javier Gil es oriundo de la costa atlántica de Chubut, origen que explica que varias de las “hojas” se consagren a poetas y artistas plásticos de Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia, Sarmiento y otros enclaves. Aunque hay trípticos que dedicó a consagrados como Luis Alberto Spinetta o Lawrence Ferlinghetti, una proporción considerable de las publicaciones contiene versos e ilustraciones de barilochenses.

Es el caso de los poemas de Jorge Alegret y los batiks del propio Gil. O de los dibujos de Anastasia Jefimczuk o de las canciones que integraron “Rancho Grande”, una suerte de obra conceptual de Pablo Rasetto. En este caso, los dibujos resultaron del aporte de Gabriela Arias, más conocida artísticamente como Alicia Pez. En el rubro, también sumó a la Desmesura, Andreína Poli, escenógrafa en muchas de las puestas teatrales barilochenses, entre otras presencias destacadas. Para solicitar ejemplares o comunicarse con el editor: [email protected]

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