10/07/2018

Lorraine Green tiene “Agallas”

Lorraine Green tiene “Agallas”
Lorraine Green no para.
Lorraine Green no para.

Son acuarelas cuyas formas serán en principio indescifrables, pero tienen existencia real y concreta en los bosques que bendicen Bariloche. Aunque en las pinturas, las dimensiones están multiplicadas por mil.

¿Esponjas? ¿Alcauciles? ¿Frutas o serpientes? Las formas que integran la serie rara vez tienen elementos en común, aunque sí comparten colores vivaces. El conjunto lleva como título “Agallas” y solo los especialistas en Botánica comprenderán rápidamente de qué se trata, porque no estamos ante invocaciones al coraje. La definición de la enciclopedia encierra complejidades: “son estructuras de tipo tumoral inducidas por insectos, bacterias u hongos. Se trata de la respuesta del vegetal a su presencia con un crecimiento anómalo de tejido que intenta aislar el ataque”. Pero Lorraine Green la hará más fácil.

La que comparte en “Vertiente – Café con ideas” hasta el próximo 4 de agosto, “es una muestra de acuarelas, un trabajo que surgió luego del Alfabeto de árboles que había hecho y está relacionada con eso. Estaba muy interesada en las formas de vida que están relacionadas con los árboles de nuestros bosques y descubrí que hay algo que se llaman agallas, una relación entre un insecto y una planta… Una agalla es la reacción de una planta ante la acción del insecto cuando aloja sus huevos ahí”, definió.

La artista encontró que “hay una relación específica y una forma diferente para cada insecto con cada planta. Por ahí, en una planta hay diferentes insectos que hacen diferentes casitas, que alojan en todo el período huevos, larvas y demás, hasta que sale de ahí y se convierte en mariposa o mosquito. Luego, vuelve a poner los huevos, entonces funciona como una especie de habitáculo, de hogar. Es fascinante que para cada insecto en cada planta, la forma sea diferente”, insistió.

Ante el encantamiento que experimentó, “hice un relevamiento de las más conocidas en Bariloche y las agrandé enormemente, unas mil veces. Y generan unas formas que son muy ambiguas, porque no se saben si son cosas para pegar de la Edad de Piedra o qué, entonces esa ambigüedad me encantaba y también, los colores”, justificó Green. “Tenía ganas de trabajar con una paleta mucho más colorida porque hasta el momento, venía sobre todo con los verdes, así que también estuvo bueno a nivel formal”, definió.

La denominación de la muestra se explica porque “también me gusta el doble sentido de la palabra: tener agallas, ser valiente, encarar la vida de esa manera... Las primeras que hice las expuse en una muestra que habíamos hecho con Pablo Bernasconi y luego, aumenté la serie e hice otras para la galería de Emilia Farrarons”, historió la artista. “Luego, nos presentamos a la FACA (Feria de Arte Contemporáneo Argentina) y ahí hice algunas más. Después, hice todavía más para el premio del Fondo Nacional de las Artes y ganaron una mención el año pasado en el Salón Nacional. Así que es una serie que está en continuo crecimiento”.

Todas juntas

En efecto, “siempre le estoy agregando acuarelas nuevas. Esta es la primera vez que están todas juntas”, explicó. “Había llevado unas nueve a la muestra que hice en Comodoro Rivadavia (en rigor, en Rada Tilly), pero siempre está creciendo, como las plantas, que siempre crecen y crecen… Eso me gusta: la serie no está cerrada, en cualquier momento pueden aparecer nuevas acuarelas”, avisó la expositora.

Más allá de sus facetas plásticas, hay algo en el fenómeno de las agallas que cautiva particularmente a Green. “Cuando (la bióloga) Marcela (Ferreyra) me contaba por primera vez, me fascinaba… Hay algunas personas que cuando decís agallas, lo toman negativamente porque pueden ser muy invasoras, especialmente en lugares más húmedos. Pero cuando se estudia, se ve que son parte de las plantas. No es el fruto ni la flor ni nada por el estilo, tienen la misma estructura que la planta pero deformada. Esa anomalía me parecía re-interesante y a la vez, que sean como una casita para el insecto”, sintetizó.

En definitiva, “es como que el insecto altera o interviene el ADN de esa partecita, como una anomalía en el crecimiento: son los mismos materiales de la planta pero con una estructura nueva. Eso me parecía re-interesante: generar estructuras nuevas a partir de una alteración. Además, no es ninguna de las formas de vida que uno aprende en la Secundaria: no es simbiosis ni parasitismo porque salvo que sea en una cantidad enorme, no afecta para nada a la planta… Me había quedado pensando poéticamente en la idea del hogar temporal de un mini-insecto”. Agallas para abandonarlo, agallas para pintarlos.

Rumbo a Oregon

Artista inquieta, Lorraine Green está por hacer las valijas, al obtener una nueva beca. “Me estoy por ir a Oregon (Estados Unidos) para hacer un viaje de exploración por diferentes residencias de arte: Arte y naturaleza, Arte y ciencia, Arte y ecología… Mucho de mi trabajo también tiene que ver con la gestión, soy artista pero también gestora, me gusta hacer que las cosas sucedan”, explicó. “Muchos artistas de Bariloche incursionamos en el tema de organizar cursos, talleres y demás”, recordó.

En su caso, “como mi trabajo siempre tuvo que ver con el arte y la naturaleza o la ciencia, voy a estar 10 días a través de Partners of the Americas, una organización que financia el gobierno de Estados Unidos para fomentar el intercambio y cruce entre personas en diversas temáticas. Entre países latinoamericanos o con Estados Unidos, uno puede viajar o postular para que alguien venga. Eso es muy interesante”, compartió.

En este caso, la beca “surgió a partir de la SNAP (Sociedad Naturalista Andino Patagónica), que representa a Partners acá. Ya había trabajado con SNAP en otras ocasiones y si bien en principio es para socios, la idea es que se difunda y otras personas puedan aprovechar esta experiencia. Descubrí que en Oregon hay una red muy interesante de residencias y de programas de arte, que también trabajan mucho con la juventud, relacionando las experiencias de la práctica artística con la ecología y con experiencias en la naturaleza. Hay otra línea que trabaja con el arte y su cruce con la conservación de ciertos ambientes que están peligrando. Así que hay muchos programas y residencias”, ejemplificó.

Green viajará con “la idea es intentar armar algo” similar en Bariloche. “Sin ninguna promesa, siempre está la inquietud de generar más intercambios en la Patagonia porque Bariloche es un lugar increíble: tenemos un montón de factores y condiciones muy fértiles para eso. Por ejemplo, hace dos años hicimos un taller con Paula Quiroga en Puerto Blest de Observación botánica e ilustración, en el que estamos relacionando dos disciplinas que en Bariloche son muy pujantes. Vamos a volver a hacerlo este año y ese taller, también es un buen ejemplo de colaboración entre instituciones: el CONICET a través del INIBIOMA, Turisur nos provee los pasajes, y Parques Nacionales”.

La experiencia “es un ejemplo de que se puede aprovechar la infraestructura que ya está dada, para generar nuevos cruces que generan nuevos conocimientos, nuevas formas de ver el arte, la ciencia, el turismo, la naturaleza… Lo más rico es la reunión de diferentes disciplinas. Ese es el fin último”, recapituló. “La idea es capitalizar esas condiciones e ir a Oregon, que tiene mucha historia de ecología e interacciones de este tipo. Es una buena oportunidad para ir a aprender qué funciona, qué no y nutrirse de nuevas ideas. Inspirarse y generar nuevos contactos”. Que madure esa inspiración.

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