22/06/2018

Marcos Radicella lanza disco de música “clásica”

Marcos Radicella lanza disco de música “clásica”
Marcos Radicella, de viaje.
Marcos Radicella, de viaje.

A cargo de varias teclas en Banda Sonora de Películas que No Existen, el músico sorprende con una obra donde el grupo se conforma con piano, violín, chelo y viola. Una joyita.

El compositor es pianista, sin embargo, son el chelo y el violín los que construyen la trama. Densidad en ascenso de tonalidades trágicas, que se interrumpe de manera abrupta. Los temas inaugurales de “Viaje a donde estoy” son breves y quizás por esa síntesis, condensan belleza. Despacio, sin apuro alguno, como quien está más interesado en el camino que en la llegada. ¿Esencia del viajar?

Hablamos del flamante disco de Marcos Radicella. Hombre del ámbito de la comunicación y la publicidad, sus más recientes incursiones musicales tenían y tienen que ver con pianos y teclados en Banda Sonora de Películas que No Existen. Pero, además, tiene una faceta solista conmovedora e inclasificable. Deezer rotuló a su CD como “jazz de vanguardia” pero no hay que creerle: su planteo es de música clásica, aunque claro, pueden adivinarse las objeciones de los especialistas. No corresponde al período y recién se edita, pero… ¿Importa?

En la mañana del Día de la Bandera, no hay un alma por las calles de Bariloche y varios de los cafés no abrieron sus puertas. A uno que sí trabaja entra un canillita que vende El Cordillerano, mientras Radicella explica: “es un proyecto personal donde laburaron varios músicos: Adrián Bascary en chelo, su hermano Arturo en viola y Pedro Zanca en violín. Después, en algún tema toca piano mi hijo Theo, un oboísta (Aldo López) que sumó su parte desde Asunción (Paraguay) y bueno, como músico principal en dirección y arreglos, Germán Lema, que es un capo”.

El “viajero” está muy agradecido con su colega. “La verdad, me dio una mano grande porque mi incursión en el tema clásico es a partir de este disco, yo no tengo formación clásica ni tampoco una formación musical fuerte. Podía componer y tocar a partir del piano, pero no escribir, así que Germán me dio una mano muy grande para que los músicos pudieran tocar las partituras de lo que suena. Además, es muy buen pianista, también arregló un par de temas y los tocó él”, describió. “Fue una experiencia rara esto de partir de partituras y que se toque. Para alguien que viene del rock, es medio raro, pero estuvo bueno”, aclaró.

Hora de las palabras. “Para mí el nombre es importante: Viaje a donde estoy… Estoy encontrándolo como el viaje más difícil, ¿no? Estamos en un momento en el cual todo tira para otro lado, para el pasado y para el futuro con mucha ansiedad. No se puede estar sin pensar qué pasa en todos lados… La música es un vehículo para estar más centrado, más en el lugar en el que uno está. Ese es el concepto del disco y también está atravesado por lo espacial”, señaló Radicella.

Puros números

Literalmente. “Los nombres (de los temas) son coordenadas de Google Maps de lugares que fueron o son importantes en mi vida, atados a alguna emoción. Lo subí a Spotify y costó que ingresara porque nadie había puesto nombres así. Al principio no me dejaban, protesté y después dijeron: está bien… Esas coordenadas identifican lugares muy, muy precisos”, avisó. Por ejemplo, el track uno se llama -34.4695773,-58.5120309. Y así…

De perfil bajo en la escena musical, en la vida de Radicella la música “siempre estuvo, pero no como actividad principal. En algún momento, tuve que tomar un par de decisiones, pero por suerte, tuve el consejo de Robert Fripp, el creador de King Crimson, banda legendaria que prácticamente creó el rock sinfónico… Hice una clínica con él y me dijo: la vida del músico es muy difícil. Trata de mantenerlo como un espacio sagrado y no lo vincules al dinero… Y la verdad, para mí fue un placer”.

El pianista siguió el consejo de tamaño maestro. “Hice discos, pero no los estoy vendiendo, los estoy regalando. (La música) es un espacio donde verdaderamente hago lo que a mí me gusta y lo que puedo, porque por ahí me gustan un montón de cosas, pero puedo hacerlas hasta cierto punto. Intento que sea un espacio de mucha sinceridad y eso, me da placer”, compartió. Muy mal no le va, a juzgar por el resultado.

“Ahora que reviso, siempre estuvo” el planteo más propio de la música clásica. “Este es el tercer laburo que hago, siempre a pulmón… Al primero lo saqué hace 15 o 18 años y ahora que lo escucho, por ahí encuentro algo vinculado al clásico, pero el approach con músicos que en este caso tocan cuerdas, no lo había hecho nunca. No sé, estuvo siempre, pero vengo más del lado del rock”, resaltó.

Habrá que contentarse entonces con Spotify o Deezer porque “no lo voy a presentar. Algunos me dicen: che, ¿por qué no hacés un show? Pero a mí lo que me interesa es el proceso creativo, el momento de la creación… Para presentaciones, tengo a Banda Sonora, donde me divierto mucho porque lo hacemos en equipo y me resulta más placentero que algo individual. A esto lo hago para mí y para mis amigos”. Pero no hará falta conocerlo personalmente a Radicella para estar en condiciones de disfrutar los 17 temas de “Viaje a donde estoy”.

Conformar la unidad

Mientras creaba la música de su nuevo CD, Marcos Radicella afrontaba “momentos de cambio, de decisión… Decisiones personales sobre estilos de vida, pero fue un proceso muy largo porque desde que saqué mi último disco en 2007 hasta ahora, pasaron 11 años”, aclaró. “Yo voy componiendo los fines de semana, voy guardando hasta que en algún momento se conforma la unidad y da para darle un cierre y dejarlo”, explicó.

En verdad, “muchas veces, pienso que saco discos para dejar a un lado lo que vengo laburando, limpiarme y estar para cosas nuevas. Cuando veo que tengo un cúmulo de cosas que pueden tener una unidad, veo cómo darle forma, me junto con gente copada como Germán o Gabriel Pirato Mazza, que prestan orejas, se sientan, escuchan y dicen: che, acá hay algo… Me ayudaron a cerrar el concepto y eso también llevó un tiempo, un año y medio más o menos. Ahora estoy limpio para arrancar otra cosa y está bueno”, avisó.

No hay que creerle al rótulo de alguna plataforma digital, que definió a su música como jazz de vanguardia. “Eso fue porque no sabían qué poner (risas). De hecho, no hay nada de jazz… Toqué un tema de (Georg Friedrich) Händel, Sarabande, que me gusta mucho. Es del Barroco y me puse como propósito poder tocarlo desde lo técnico. En eso me ayudó mucho Hernán Lugano, que es mi profe… A partir de ese tema y de poder tocarlo, surgieron un montón de leitmotivs que se expresan en el disco. Así que nada que ver con el jazz de vanguardia”, insistió.

No obstante, “sobre el final hay un par de temas más experimentales, uno electrónico que surge como algo distinto donde canta Sonia Esquivel, que tiene una voz fantástica e improvisó sobre un tema instrumental. Algo que me gusta mucho… Me gustan todos los géneros, creo que hay buena música en todos, pero acá no hay nada de jazz experimental. Quizás en el próximo, quién sabe”, especuló Radicella. Que no haya que esperar otra década y media.

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