17/06/2018

Para detener y revertir la degradación de la tierra

Se entiende por desertificación a la degradación que sufre la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Se debe fundamentalmente a la actividad humana y a las variaciones climáticas. Es menester aclarar que el proceso no hace referencia al avance de los desiertos ya existentes sino a la vulnerabilidad que presentan los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta. También a la sobreexplotación y al uso inadecuado de la tierra.

Ocurre que la pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo. En consecuencia, cada 17 de junio, se conmemora el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, con el fin de construir conciencia acerca de las iniciativas internacionales que se ponen en juego para mantener a raya tales fenómenos.

La desertificación se produce por la desaparición de la cubierta vegetal que mantiene la capa fértil del suelo, a raíz de la tala de árboles y arbustos por su valor maderero, su uso como combustible o para obtener tierras para cultivos. También incide el sobrepastoreo o excesiva carga ganadera, porque impide la regeneración de las plantas al ritmo que son consumidas por los animales que, con sus pisadas, destruyen la capa superior del suelo. Además, tiene su cuota de responsabilidad la agricultura intensiva, que agota los nutrientes del suelo.

La fecha brinda la oportunidad de recordar que se puede neutralizar la degradación de las tierras mediante la búsqueda de soluciones, con una firme participación de la sociedad y el fortalecimiento de la cooperación en todos los niveles. En este sentido, hay que tener en cuenta que las decisiones y elecciones que se toman determinan el escenario del futuro si es que se pretende transitar hacia el crecimiento sostenible.

En 2018, el slogan es “La tierra es valiosa. Invierte en ella”. Pero no tiene que ver con una exhortación inmobiliaria, sino que procura involucrar al conjunto de la sociedad en rechazar el uso insostenible de la tierra y cambiar las cosas, con el futuro de la tierra en el horizonte. Si bien, en nuestra opinión, las conductas individuales nunca alcanzarán a revertir situaciones que son sistémicas si, además, no existen decisiones políticas, es verdad que puede jugarse un papel importante con las acciones cotidianas.

Por ejemplo, adquirir productos orgánicos en lugar de industriales ayuda a evitar la degradación de la tierra. Otro tanto sucede con los artículos elaborados según los conceptos del comercio justo. Proteger y conservar la naturaleza se relaciona íntimamente con las razones del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, al igual que abogar por formas de vida, de consumo y de producción sostenibles.

La edición 2018 de la jornada también pone el acento en el poder transformador de las mujeres a partir de la instrumentación del Plan de Acción sobre Género. Ocurre que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación creó recientemente un nuevo plan para apoyar y promover las políticas sensibles a las cuestiones de género. Éste aumentará y fortalecerá la participación y el liderazgo de las mujeres en todos los niveles en los que se toman decisiones.

También se procura su participación decisiva en la aplicación local de la Convención, al igual que en la gestión de la sequía y las tormentas de arena y polvo. Asimismo, en los trabajos para neutralizar la degradación de la tierra.

El objetivo es alcanzar la paridad de género en las cuestiones que derivan del instrumento de la ONU para 2030 porque, no hace falta recordarlo, las mujeres son agentes activos del cambio.

Más allá de la reciente coyuntura argentina, así quedó demostrado cuando las mujeres tuvieron chances de contar con las mismas oportunidades y el mismo acceso a los recursos. También, cuando se les permitió participar en la toma de decisiones. En este sentido, los resultados son palpables; sus sociedades son más prósperas y más pacíficas. Los Estados que pusieron su rúbrica en la Convención de Lucha contra la Desertificación se comprometieron a mejorar la calidad de vida para las mujeres de todo el mundo. El plan supone una oportunidad histórica para llevar a la práctica la igualdad de género y los derechos humanos.

Por su parte, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible afirma que “estamos decididos a proteger el planeta contra la degradación, incluso mediante el consumo y la producción sostenibles, la gestión sostenible de sus recursos naturales y medidas urgentes para hacer frente al cambio climático, de manera que pueda satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras”. Específicamente, el Objetivo 15 recoge la determinación de la comunidad internacional de detener y revertir la degradación de la tierra.

Te puede interesar
Ultimas noticias