HISTORIAS DEL CAMPEÓN

| 21/05/2018

Martín Marino: “La tribuna en frente fue fundamental, fueron 500 personas que me ayudaron a patear”

Martín Marino: “La tribuna en frente fue fundamental, fueron 500 personas que me ayudaron a patear”
Martín Marino y su hija Brisa.
Martín Marino y su hija Brisa.

El protagonista de la final, Martín Marino, reconoció que vivió un momento único en su carrera. Habló del acompañamiento de su mamá y su hija. Y de cómo el paso del tiempo le permite saborear esta conquista de una forma distinta. “Fue un sueño”, describió. Además, Pascu Bonilla, con apenas 16 años, jugó los tres partidos más importantes del torneo. “Cuando entré a la cancha y vi toda esa gente, no lo podía creer. Se me puso la piel de gallina”, reconoció.

El libreto de Puerto campeón podría formar parte de la extensa grilla de las populares series de Netflix. Tuvo todos los condimentos; emoción, suspenso, un protagonista. En definitiva, fue una buena historia. Puerto Moreno gritó campeón frente a Estudiantes Unidos luego de hacerlo por última vez en 2002 con el liderazgo de Gabriel Guerrero, que para esta ocasión se acercó al plantel para transmitirles eso que mantuvo guardado en el corazón.

Y Martín Marino volvió a vivir -como hace 16 años- los penales para levantar la copa. Definió a un costado de Cruces Valle y salió expulsado a encontrarse con la hinchada feliz y exultante de Puerto Moreno. “Para mí, tener la tribuna en frente fue fundamental. Estaban los vecinos, mi vieja, mi hija, Gaby Guerrero. Eran 500 personas que me ayudaron a patear”, describió el arquero que aprovechó su experiencia para ponerle un ostentoso moño al partido más importante del torneo.

La historia de Puerto campeón tiene distintas partes atrayentes. El domingo, entre jugadores experimentados como Marino y Montero también entró con la camiseta naranja un pibe de 16 años, Gustavo “Pascu” Bonilla. Cuando Puerto Moreno logró el último campeonato, Pascu no había nacido. Y la emoción fue tan grande que le apretó fuerte el pecho. “Cuando entré a la cancha y vi toda esa gente, no lo podía creer. Se me puso la piel de gallina. Fue un sueño”, reconoció el salteño goleador que ocupó el lateral por izquierda del equipo.

Pasaron 16 años y Marino llegó con el objetivo de evitar el descenso del equipo, y se quedó con una final entre las manos. “Si alguien me decía que se iba a dar esta historia, no la creía. Se dio todo, fue un sueño”, describió y aclaró que las variadas experiencias de la vida le permiten vivir a los 42 años de forma distinta la alegría del campeonato; puede sentir los detalles de la conquista con toda la palma de sus emociones.

La familia de Martín ocupó un lugar especial en este colorido portarretrato. Su hija ingresó a una cancha por primera vez cuando tenía apenas tres meses de vida, en brazos de su padre y asombrada, seguramente, por el particular universo futbolero. Este domingo estuvo en la hinchada y festejó con plena emoción abrazada al alambrado, mirando fijo a los ojos llorosos del protagonista de la final. “Mi vieja y mi hija fueron claves. Me insistieron para que vuelva a jugar cuando se enteraron de la posibilidad”, contó Martín. Luego de aceptar el desafío, entrenó con la presión de rendir ante la inevitable comparación con sus versiones anteriores como arquero.

En octubre del año pasado, el joven Pascu Bonilla apareció en las crónicas de los diarios porque con un desparpajo maravilloso convirtió un gol a Racing en Buenos Aires, luego de picar el balón y burlar los intentos del arquero.

El técnico del club, Marcelo Guzmán, lo había probado por el lateral izquierdo y gustó. Jugó dos partidos, se lesionó, volvió a Reserva y le tocó reincorporarse a la Primera División en las semifinales, nada menos. “Estuve nervioso”, recordó, pero destacó el acompañamiento de jugadores de experiencia que lo ayudaron mucho, como Franco Montero y Martín Marino.

Y el sabor de este campeonato fue distinto para Martín. Contó que lo disfrutó más por la madurez, “porque la vida me golpeó y me tuve que levantar”. Entonces, los logros son saboreados con mayor celo. Además, advirtió que el club creció mucho; no tiene techo, según su mirada. “Ahora hay chicos que corren atrás de la caprichosa, pusieron duchas, la cancha tiene pasto. Es un regalo merecido para los dirigentes”, reconoció, mientras Pascu Bonilla espera ansioso el próximo capítulo de esta historia.

¿Seguirá?

Se nota en sus respuestas el paso del tiempo y las experiencias. Ante la pregunta sobre su continuidad, Marino es muy claro. Si existe una competencia federal para Puerto Moreno, Marino seguirá. Si no, el gol del campeonato habrá sido su último partido. “Sé que una como la que viví el domingo, no se repite”, aseguró convencido. Por lo tanto, para evitar que la postal de la final frente a Estudiantes Unidos sea el último capítulo de una carrera cargada de satisfacciones, tiene que valer la pena. Y es muy probable que Puerto Moreno juegue el torneo que organizará la Federación Patagónica para definir las dos plazas al Torneo Regional 2019.

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