EN ARGENTINA

| 11/04/2018

Más de 70 startups con propuestas tecnológicas

(*) Guillermo Barbero
Más de 70 startups con propuestas tecnológicas

Durante los últimos años, la industria de los servicios financieros está atravesando por una etapa de transformación digital que ha dado lugar al surgimiento de los emprendimientos Fintech, transformando los servicios financieros de forma radical, modificando la forma en que las empresas y los consumidores realizan pagos, transfieren dinero, reciben préstamos, invierten sus activos y administran sus recursos.

Estos emprendimientos tecnológicos compiten directamente con los jugadores tradicionales como los bancos, las aseguradoras y las redes de pago, amenazando a aquellos que no logren adaptarse a los avances tecnológicos y a las nuevas exigencias de sus clientes.

Estos modelos de negocios disruptivos a través de los cuales se ofrecen productos y servicios más eficientes, aprovechan la tecnología tanto en su nueva funcionalidad como en su bajo costo; se adaptan mejor a los cambios demográficos que se están presentando y al nuevo comportamiento de los usuarios, mientras que satisfacen las expectativas de los consumidores que el sistema tradicional ha excluido atrayendo nuevos clientes al sistema financiero formal.

En EEUU, el 30% de las transacciones bancarias se hacen vía teléfonos móviles mientras que en China esa tasa se eleva al 70%. Los proyectos Fintech en Asia vienen creciendo a escala, con una fuerte presencia de China e India en el proceso global de adopción Fintech en prácticamente todas las categorías de innovación. En América Latina, existen alrededor de 700 emprendimientos Fintech, con una oferta de soluciones que incluye todos los segmentos y tecnologías que se observan a nivel global, favoreciendo la transformación de una industria de servicios financieros digitales más innovadora e inclusiva en la región.

Una de cada cuatro Fintech opera como plataforma con soluciones alternativas a la financiación tradicional, otro 25% opera como soluciones de pagos y la otra mitad del ecosistema se extiende en los segmentos de gestión de finanzas empresariales y personales, gestión patrimonial, seguros y bancos digitales.

En Argentina, el radar de medición de Finnovista y el Banco Interamericano de Desarrollo indica alrededor de 72 startups con propuestas tecnológicas, que al igual que la tendencia en la región, el segmento que encabeza la lista es Pagos y Transferencias abarcando un 33%, Préstamos con 16% y el tercer lugar, el segmento de Gestión Finanzas Empresariales con un 15%.

Sin duda, queda mucho camino por recorrer en materia de regulación y en políticas que le den dinamismo al sector en beneficio de la población. También será necesario atraer, promover y difundir programas para que un mayor número de inversores participen en las Fintech mediante relaciones comerciales, inversiones estratégicas o adquisiciones en el sector.

En Latam, la exclusión del sistema financiero asciende al 60% de las personas. Estos índices elevados muestran la necesidad de incrementar el uso de la tecnología aplicada y la aparición de las Fintech para incentivar el desarrollo de comunidades en donde la bancarización es baja. Argentina representa una oportunidad más que interesante para las Fintech ya que posee las condiciones necesarias para que el mercado se pueda desarrollar.

Según el informe del observatorio de la deuda social, emitido por la Universidad Católica Argentina (UCA), el país cuenta con 13 millones de personas viviendo por debajo de la línea de la pobreza y otras 2,7 millones de personas calificadas como indigentes. Estos individuos que no se encuentran incluidos en el sistema bancario y por su situación financiera no alcanzan a cumplir con los requisitos expedidos por los proveedores no financieros; presentando una oportunidad inmejorable para desarrollar alternativas de financiamiento e inversión.

Cuando se hace un relevamiento del mercado de crédito al consumo en Argentina, por ejemplo, nos encontramos con una gran relevancia de los proveedores no financieros (tarjetas regionales, cooperativas, mutuales y clubes de usuarios, las organizaciones de microfinanzas, medios de transporte público, kioscos, estaciones de servicio, retailers, comercios, etcétera) frente al volumen de cartera en manos del sector bancario y el resto del sistema financiero. De los casi $600 mil millones en carteras vigentes en la economía argentina en 2017, la participación de los proveedores no financieros asciende a un 16%, según datos propios de First y del BCRA. Esto evidencia el gran potencial de contribución de los proveedores no financieros de crédito en materia de inclusión.

Este mismo razonamiento de inclusión financiera puede utilizarse para desarrollar los micro-ahorros e incentivar otras soluciones en el mercado de capitales, en la industria de los seguros y las finanzas personales. Incluso, la innovación puede llegar a los sistemas de pago, adoptando nuevos medios o reemplazando el movimiento de efectivo, ya sea con la incorporación de billeteras electrónicas u otras soluciones a través del uso de dispositivos electrónicos y teléfonos celulares.

A los proveedores no financieros que han dados los primeros pasos como las tarjetas regionales, las cooperativas, mutuales y clubes de usuarios, las organizaciones de microfinanzas, se le pueden incorporar los medios de transporte público, kioscos, estaciones de servicio, retailers, comercios y prestadores de servicios en general.

La irrupción de los proyectos Fintech muy probablemente contribuya a reducir la brecha de financiamiento no solo de las personas sino del principal sector productivo de la región, las pequeñas y medianas empresas (PyME), las cuales desempeñan un papel crítico en la producción, el empleo y el crecimiento económico del país.

El surgimiento de nuevas plataformas en línea, con menores costos de transacción y nuevas fuentes de información en las redes sociales, en las herramientas novedosas para pagos y transferencias, pueden crear un historial digital que facilite la transparencia y la formalización de operaciones, resolver asimetrías de información, hacer más eficientes los modelos de scoring crediticios y las herramientas de inversión.


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(*) Guillermo Barbero

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