05/04/2018

Pensar en Cobertura Sanitaria Universal

Mañana se irá a conmemorar el Día Mundial de la Salud, como cada 7 de abril.

En esta ocasión, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pedirá a los “líderes mundiales” que se comprometan a adoptar medidas concretas para promover la salud de todas las personas. La entidad internacional considera que la Cobertura Sanitaria Universal (CSU) solo se logra cuando existe una firme determinación política. Y tiene razón.

¿De qué se trata? De que todas las personas en cualquier lugar, puedan tener acceso a servicios de salud esenciales y de calidad, sin tener que pasar apuros económicos. Los países que invierten en la CSU realizan una importante inversión en su “capital humano”. La terminología que usa la OMS no es la que más nos simpatiza porque los y las humanas son bastante más que un factor de producción, pero se entiende el concepto.

En los últimos decenios, la CSU surgió como una estrategia clave para avanzar hacia la consecución de otros objetivos que se relacionan con la salud y el desarrollo de manera más amplia. La consigna para mañana será: “Todo el mundo tiene un papel que desempeñar”. Por ejemplo, en la estimulación de conversaciones y en la contribución a un diálogo que se estructura sobre las políticas que pueden ayudar a la Argentina a alcanzar y mantener la Cobertura Sanitaria Universal.

Concretamente, los ministerios deberían introducir cambios en materia política a fin de mejorar la salud y estimular el crecimiento económico, a la vez que el desarrollo social. Por su parte, las comisiones del Congreso o de las legislaturas provinciales pueden erigirse en mediadores entre aquellos y aquellas que formulan las políticas y quienes las ejecutan. ¿Será demasiado pedir que los partidos políticos estructuren programas para responder a las necesidades que expresen sus potenciales votantes?

Por su parte, las asociaciones profesionales deben proteger el bienestar de la fuerza de trabajo y las organizaciones de la sociedad civil trabajar sobre el terreno para transmitir las preocupaciones de los diferentes grupos. En la Argentina de 2018 no parece el mejor momento, pero las personas tienen derecho a que se escuche su voz para pedir servicios sanitarios de calidad. Por su parte, los medios de comunicación tienen mucho que hacer para que mejor se comprenda la CSU. Ni qué decir de la necesidad de transparencia y de rendir cuentas en cuanto a la aplicación de políticas.

La Cobertura Sanitaria Universal consiste en asegurarse de que todas las personas puedan recibir servicios sanitarios de calidad, en el lugar y en el momento en que los necesiten, sin tener que pasar aprietos económicos. Quiere decir que nadie debería tener que elegir entre una buena salud y otras necesidades vitales. Desde ya, la CSU es esencial para la salud y el bienestar de las personas, por ende de las naciones.

Según la OMS, la CSU es viable. Algunos países realizaron grandes avances en su dirección y el desafío que asumen es mantener la cobertura a fin de satisfacer las expectativas de las personas. El enfoque de la CSU es diferente según cada país y está bien que así sea, porque acá no se trata de las recetas del FMI o del Banco Mundial: no existe una única receta que pueda aplicarse a todos los casos. Sin embargo, en todos los países se puede intentar su promoción.

Como principio, la OMS asevera que para que los servicios de salud sean verdaderamente universales, es necesario transitar de unos sistemas de salud que se concibieron alrededor de las enfermedades y las instituciones, a otros que pongan en primer término a las personas y asuman su bienestar como fin en sí mismo. ¿Por qué la urgencia de la demanda? Porque en la actualidad, aproximadamente la mitad de la población mundial no recibe servicios de salud esenciales.

Cerca de 100 millones de personas sobreviven en marcos de pobreza extrema y asumen a la fuerza la meta de sobrevivir con 1,90 dólar por día porque deben pagar servicios de salud de su propio bolsillo. Al mismo tiempo, más de 800 millones de personas -casi el 12 por ciento de la población mundial- eroga como mínimo el 10 por ciento del presupuesto familiar en salud para sí mismos, un hijo u otros familiares enfermos.

Se denominan a estos egresos “gastos catastróficos”. Incurrir en éstos para afrontar los cuidados médicos es un problema de alcance mundial. En los países más ricos de Europa, América Latina y partes de Asia, es oneroso acceder a los servicios de salud y cada vez más gente destina como mínimo el 10 por ciento del presupuesto familiar a dichos gastos, los que afrontan con sus ingresos. De ahí la necesidad de pensar en la Cobertura Sanitaria Universal como política pública.

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