13/03/2018

El miedo a ser responsables

El miedo que muchos experimentan a las responsabilidades suele esconder varias razones. Una de la ellas es el hecho de que la persona no sabe cómo manejar las presiones de la vida. Las dos posibles reacciones cuando enfrentamos estrés o presión es luchar o huir.

Doctor Bernardo Stamateas
El miedo a ser responsables

Hoy en día el estrés parece haberse convertido en una epidemia. ¿Por qué nos estresamos? Porque hay una situación a la que le otorgamos un valor afectivo. Si yo voy a dar el examen de manejo y esto no significa nada para mí, no me voy a sentir nervioso ni estresado. Pero si me enfrento a algo que significa algo muy importante para mí (como perder mi empleo), muy probablemente voy a sentir presión. 

Cuando nos va bien en una situación, aunque sea negativa como el ejemplo de perder el empleo (porque enseguida consigo otro mejor), eso dejará una huella positiva en mí. Toda vez que los seres humanos enfrentamos algo hacia adelante, revisamos mentalmente, y de modo inconsciente, cómo nos fue en el pasado. El problema no es lo que tenemos por delante, que percibimos como una gran responsabilidad, una gran presión o un gran estrés, sino cómo nos fue en una situación similar antes.

Es decir, si nuestra huella es positiva o negativa. Si es negativa, enfrentaremos la novedad con mucho estrés y hasta podríamos fracasar. Si es positiva, por el contrario, lo haremos con seguridad y seguramente nos irá muy bien. El gran error que todos cometemos es culpar o responsabilizar a lo que tenemos por delante: “Mi jefe es muy exigente”… “al profesor no le caigo bien”… “esto es una injusticia”, etc. Los buenos y los malos recuerdos se convierten en automáticos. Por eso, frente a una responsabilidad grande, sentimos miedo automáticamente. Porque no miramos hacia adelante (donde creemos que se encuentra nuestro problema), sino que inconscientemente miramos hacia atrás. Para ser capaces de asumir cualquier responsabilidad, por gigante que parezca, tenemos que trabajar con lo que nos pasó en el pasado y pararnos allí donde nos fue bien. Pararnos en nuestras “victorias del pasado” nos permite tomar fuerza para enfrentar una nueva situación y manejar las presiones del presente.

Una segunda razón para el miedo a las responsabilidades es el hecho de que la persona teme ser rechazada por los demás. Todos los seres humanos buscamos ser validados, amados. Algunos obtienen ese reconocimiento de sus padres y familia de origen; mientras que muchos otros, por diversos motivos, no. Esto hace que de adultos vayan por la vida buscando el ser reconocidos por la gente.

Todos necesitamos ser mirados y reconocidos y, mucho más si no lo fuimos de chicos. Porque el reconocimiento de otro nos brinda gratificación. Basta con mirar la alegría de un niño pequeño, cuando sus padres le prestan toda su atención. Es muy común ver a algunas personas hablar para recibir la aprobación de los demás. Lo importante es que esa aprobación no sea en vano. ¿Qué significa esto? Que no busquemos ser aprobados todo el tiempo.

Buscar aprobación continuamente es hacer cosas para llamar la atención. Nuestros hijos lo hacen cuando son chicos, y eso es normal. Pero imaginate a un músico profesional que está tocando en una orquesta y, de repente, deja su instrumento en el suelo para peinarse… ¡en medio de una actuación! Sin duda alguna, llamaría la atención del público pero de una manera muy poco feliz.

Otra forma equivocada de llamar la atención es no quedarse quieto nunca. Muchos van de un lado para el otro, en un intento por atraer la mirada de los demás. También podemos llamar la atención cuando competimos con alguien sin sentido. Lo cierto es que, cuando podemos mostrar nuestros logros y vamos creciendo y avanzando en la vida, no necesitamos llamar la atención de nadie.

Sea por la razón que sea, vos y yo tenemos la capacidad interior para superar el miedo a las responsabilidades. Por lo que podemos aceptar cualquier desafío que la vida nos presente, con la seguridad de que tarde o temprano llegaremos a la cima.

Si tenés alguna inquietud podés escribirme a [email protected].

Doctor Bernardo Stamateas

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