01/03/2018

Cecilia Domínguez: Del barrio Ayelén a los Juegos Olímpicos de Invierno sin escalas

Su vida no fue nada fácil y desde que nació nada hacía prever que algún día iba a llegar al lugar donde todos los deportistas quieren llegar, la cita máxima del deporte: los Juegos Olímpicos.

Cecilia Domínguez: Del barrio Ayelén a los Juegos Olímpicos de Invierno sin escalas
Cecilia, en acción durante su participación en Corea del Sur
Cecilia, en acción durante su participación en Corea del Sur

Por Martín Leuful
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Cecilia Domínguez es otro claro ejemplo de que cuando los chicos de bajos recursos tienen las herramientas, logran objetivos importantes.

Se crió en uno de los barrios más populosos del Alto de Bariloche, el Ayelén. Su vida transcurrió en las polvorientas calles de tierra que todavía hoy tiene una de las zonas más carenciadas de la ciudad. La primaria la hizo en la escuela de Las Quintas y la secundaria en el CEM 2 de Melipal. Nunca imaginó que se volcaría a un deporte tan elitista como el esquí, y menos que algún día iba a llegar a los Juegos Olímpicos para representar a su ciudad, a su provincia y a su país.

Cecilia Domínguez, con toda su humildad a cuestas, dialogó con El Cordillerano, habló de todo, su infancia, su adolescencia, su familia, sus logros, sus grandes derrotas, la gran pérdida de su madre antes de los Juegos y lo que tuvo que luchar para poder llegar a donde llegó.

“Nunca me imaginé que iba a esquiar, y menos que iba a llegar a los Juegos Olímpicos” dice Domínguez, que con 36 años fue parte del mayor encuentro deportivo mundial, al que todos quieren llegar. “Terminé la secundaria y siempre estuve con el atletismo, hasta que un día mi entrenador me dijo que me fuera a probar al equipo de esquí de fondo, porque querían ampliar el grupo. Así que fui y me probé y quedé, sin saber esquiar, pero las condiciones físicas las tenía”.

La joven ingresó en la Escuela Militar, donde lleva 16 años. “Aprendí a esquiar a los 20, ya era muy grande y me apasionó, comencé con las competencias y a entrenar. Fue bastante duro, tenía mucho que aprender y lo fui haciendo poco a poco. Me costeaba la mayor parte de mis equipos yo, pero hoy no me quejo de ello, solo que tuve que sortear muchas cosas. Entre ellas, antes de los Juegos Olímpicos falleció mi mamá, Rosa Baigorria. Ella siempre me acompañó, me alentaba todo el tiempo en todo lo que hacía”. Cecilia Domínguez, la recuerda con los ojos llenos en lágrimas. “Sé que me miraba desde el cielo y me seguía alentando”.

La joven, hija también de Antulio Martín Domínguez, compartió su humilde casa con sus cinco hermanos, Marcelo, Andrea, Mario, Patricia, Emanuel. Ellos vivieron los logros de su hermana con enorme orgullo. “Cuando me bajé del avión fue muy emocionante cómo me recibieron, ellos organizaron todo con mis amigos”.

La deportista manifestó que “los Juegos Olímpicos fueron una experiencia única, muy linda, no sabía lo que iba a hacer, ni con lo que me iba a encontrar, mi entrenador me iba contando todo, pero una vez que llegué, lo que me había contado no era nada comparado con todo lo que veían mis ojos. Los grandes deportistas, a esos que yo veía solo en la tele, los vi en vivo, ahí en la Villa Olímpica, fue algo increíble. Por ahí en alguna carrera te cruzás con alguno, pero estaban todos juntos, comíamos juntos, vi que hacen todo lo mismo que yo, comen lo mismo que yo, todo inolvidable”.

“Cuando ingresé al estadio en el desfile inaugural sentía mucha responsabilidad al ser tan chica la delegación, era un orgullo, al haber tantos corredores y que solo éramos siete, sentía una responsabilidad muy grande”, continuó.

“Nunca en mi vida pensé que iba a llegar, inclusive cuando me lo confirmaron no caía, hasta el momento en que pisé Corea e ingresé a la Villa. Unos minutos antes de largar me pasó todo por la cabeza, lo que me costó llegar, los sacrificios, la pérdida de mi mamá, mi familia, mi papá lo que luchó, el acompañamiento de mis hermanos, de mis entrenadores del Ejército”, detalló.

El pasado

Domínguez no olvida sus raíces: “yo me crié en el barrio Ayelén, luché mucho, y contra todos los pronósticos llegué. Soy afortunada, una de entre miles. Esto también demuestra que todos los chicos tenemos condiciones y que podemos llegar a lo más alto o a cumplir nuestros sueños, pero para ello necesitamos contar con la herramientas”.

“Seguro hay muchos chicos en el barrio donde me crié que tienen condiciones para el esquí, natación, tenis, atletismo, pero no lo sabremos porque no cuentan con las herramientas para esto. Ruego para que todos puedan cumplir sus sueños, creo que el deporte tiene que acercarse a los barrios, y los deportes deben volverse más populares. Hay cientos de chicos con enormes carencias que no tienen oportunidades, si todos los pibes del Alto tuvieran las oportunidades, todos llegarían.”

La atleta, en su vida diaria, se levanta y entrena, luego va al gimnasio, hace bicicleta o roller, “o lo que el trabajo me permita”, esto es porque además de desempeñarse en el Ejército es técnica constructora, título que consiguió luego de cursar cuatro años en el Centro de Capacitación Técnica. Cecilia Domínguez tuvo un 2017 extraordinario. Ganó en todas las competencias de Argentina y Chile en las cuales se presentó y logró el anhelo de los JJOO en Corea del Sur.

El caso Vegas

Bariloche tiene dos caras muy bien diferenciadas. La riqueza absoluta y la pobreza más extrema. Son varios los casos de deportistas que han sabido sortear, por suerte, casualidad o simplemente acompañamiento, su falta de herramientas y que igual llegaron. Ayelén Vegas es un ejemplo, que gracias a una entidad como el Club de Regatas supo obtener varios títulos nacionales y que hoy, merced a una beca conseguida por el deporte, cursa la universidad en Estados Unidos. La joven remera, nacida y criada por su madre en el barrio El Mallín supo tomar la posibilidad que le brindaba esa oportunidad y aprovecharla al máximo.

Falta de políticas deportivas

No es noticia, tampoco es novedoso, pero en Bariloche nunca se ha tenido una política deportiva de abrir el juego para los sectores más desprotegidos. Carreras de Calle puede ser nombrada como una de las entidades que visita todos los barrios buscando talentos en el atletismo. Lo mismo que el Club de Regatas, que con su escuela de verano convoca a cientos de chicos de diferentes barrios con un gran trabajo de Raúl Stuke. Otro caso es lo que hace el Dina Huapi Rugby Club que no cobra cuota y recorre barrios buscando futuros rugbiers. En cuanto al Estado, desde que retornó la democracia, nada se ha hecho.

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