15/02/2018

Está por salir de imprenta “El olvido”, de Edgardo Lanfré

- PRIMERA NOVELA DEL CANTAUTOR - Empezó a escribirla en un momento de frustración y en primera instancia, como un cuento. Pero la historia creció y creció. Transcurre en un paraje imaginario de la Línea Sur, en la primera década del siglo en curso. Una historia de amor como excusa.

Está por salir de imprenta “El olvido”, de Edgardo Lanfré
El cantautor, cada vez más escritor.
El cantautor, cada vez más escritor.

 

Por Adrián Moyano
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“El olvido”, la primera novela en llevar la firma de Edgardo Lanfré, está por salir de imprenta. Si bien el cantautor ya había incursionado en la escritura -de hecho, es columnista de El Cordillerano-, se animó a uno de los géneros mayores a través de un texto que tendrá muchos puntos de contacto con la realidad. La narración transcurre en la Línea Sur de Río Negro, con la excusa de una trama amorosa.

En diálogo con este diario, el músico cada vez más escritor confió que “El olvido es una novela, una historia de amor que transcurre en un paraje ficticio, pero que puede ser cualquiera de la estepa profunda, donde realmente los pueblos padecen olvido. Una historia de amor que se da ahí y detrás de ellos, sucede todo lo que puede suceder en un año cualquiera: drama o alegría… Detrás de la historia de estos dos chicos, cuento todo lo que puede pasar en la estepa, en el desierto”, anunció.

La propuesta desafía el estereotipo según el cual, en la Línea Sur no pasa nada. ”Capaz que robando una frase creo que de Borges, el libro dice: El olvido es un modo de eternidad pero también puede ser un lugar donde pasan cosas y la estepa, digo por ahí que es ese paisaje por donde la gente pasa casi en secreto… Uno pasa y dice: acá no pasa nada, porque hasta los pajaritos que cantan son humildes, no son estridentes como los del bosque. Pero en todo eso, suceden historias profundas y aparte, cuento cosas que me he enterado a lo largo de los años, que son verídicas… Cambié los nombres de los personajes para no invadir la intimidad de ellos ni desnudarlos”, avisó Lanfré.

En forma paralela, “también está la cosa del estereotipo del amor, ¿no? Porque parece que para que haya amor tiene que haber perfume, algún aditivo, algún trago o dulce, cuando el amor no es cuestión ni de piel tirante ni nada raro: es dos almas que se necesitan y se buscan, aun en medio del desierto”, proclamó, justo cuando se celebraba el demasiado anglosajón Día de San Valentín.

La acción de “El olvido” reconoce un marco temporal. “Más o menos, la época debe ser entre 2000 y 2010. Hay elementos que se sitúan en esa época”, señaló el autor. La opción por ambiente tan característica se explica porque “a mí, el paisaje de la cordillera me encanta pero el de la estepa me conmueve, me parece que vaya paradoja, está menos escondido que el de la cordillera. Por ahí, ves una cabañita en medio del bosque y te cuesta distinguirla, te invita a pensar que hay algo escondido. En cambio, en la estepa ya de lejos se ve una casita, una ruca… Y ahí adentro pasan cosas que por ahí, nadie conoce”, arriesgó.

Ninguna abstracción

 Lanfré cuestionó que “para mucha gente, la Línea Sur es como un abstracto. No sabe lo que es. Una vez fuimos con un grupo de chicos del colegio a una escuelita rural y la directora les dijo: no vengan a traer cosas, vengan de visita… No es necesario que para venir acá traigan ropa, juguetes, comida… Vengan a visitarnos, como cuando va un amigo a tu casa y se queda charlando un rato. Ahora que me acuerdo, a esta historia la rozo en la novela”, compartió.

“El olvido” es “correr un poco el velo y mostrar cómo realmente vive esta gente, que en su mayoría es mapuche. Cómo viven en su cuestión cotidiana, cómo cocinan, cuáles son sus miedos, sus quehaceres, cómo interactúan con la escuela, con el médico… Y cómo el médico (uno de los personajes) por ahí tiene que luchar contra la curandería, cuando viene con toda la universidad encima. Es un chico de Caballito, de Buenos Aires, y se topa con el curanderismo del campo”, adelantó.

Que Lanfré se animara a afrontar el difícil trámite de una novela, tiene su explicación. “Lo conté en el FB: andaba medio depre el otro día, escribí en FB y detonó… Hace unos años tuve una pelea con un gerente comercial de una radio y eso, lejos de meterme en un pozo, me empujó. Siempre me pasa: cuando alguna vez en mi vida quise bajar los brazos, desde adentro surgió algo con muchísima fuerza que hizo que me pusiera a crear. Siento que cuando estoy dudando de muchas cosas, la parte creativa me viene a recordar cuál es mi camino. Sea lindo o feo lo que hago, me surge. Empecé en febrero a escribir un cuento y empezaron a venir cosas, cuando ya llevaba siete hojas, dije: esto viene para largo”.

Sin metáforas, Lanfré se dejó atrapar por “El olvido”: “tengo dos anécdotas: todas las mañanas me sentaba en la computadora a escribir y había llegado un punto en el que me había estancado, había agotado una de las historias… Y fue mágico, porque aparecieron los personajes a dictarme una historia. Nunca me había pasado. Por ahí te pasa con la canción, porque el personaje te la dicta… Y otro día, estaba escribiendo en invierno, me llamó Pancho (su hijo) y me dice: che, Gordo… ¿Nieva allá? No, le dije. Y en eso me di vuelta y estaba así de nieve (hace el gesto). Estaba tan metido que se había largado y yo no me había dado cuenta. Es lindo y también, hubo momentos en que soñaba los personajes. Te tocan, te rozan… Nunca me había pasado. Me pasa con personajes de las canciones, capaz que es una locura mía pero esto de sentir que te hablan, es muy lindo”, admitió. Aquel olvido se hizo cuerpo.

Contar nuestra Patagonia

Como cantautor y también escritor, Edgardo Lanfré no experimenta ninguna distancia entre ambas facetas que desarrolla. “El que está detrás de ellos soy yo, que un día sale escribiendo y otro día sale cantando. Eso me llevó mucho tiempo discernirlo… Antes me largaba a contar una historia y decía: pucha, pero yo soy cantante… O estaba cantando y decía: a esta historia la tendría que narrar. Pero ahora, será por los años, me quedó claro que el que empuja todo soy yo, si hay una guitarra canto y si hay un papel escribo. Sentir que es tan necesario contar nuestra Patagonia, no la que tergiversan algunos medios con sucios intereses ni miradas parciales, sino esa Patagonia profunda que por lo menos, es necesario contar para que la gente tenga elementos para evaluar”, resumió.

El libro se imprimió en la imprenta de la Legislatura de Río Negro y su autor espera ansioso que llegue el 1º de marzo, fecha en la que se comprometió la entrega. Con la tirada a cuestas, Lanfré pensará en su presentación, siempre en el transcurso del mes que viene. Aguarda la llegada de las cajas con expectativa, similar a la que sentía años atrás cuando estaba a punto de salir al escenario. Pero ahora, prima “la responsabilidad”, compartió.

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