07/01/2018

Del Deportivo Angostura, al fútbol profesional de Andorra y un especial encuentro con Messi

- UNA HISTORIA INCREIBLE - Alejandro Ocampo jugaba en la 5ta del Deportivo Angostura y era pistero socorrista en el cerro Bayo. Su vida cambió cuando llegó a Barcelona, y luego a Andorra. Conoció al mejor jugador del mundo. La reacción de Messi cuando el angosturense le respondió de quién era la camiseta que estaba firmando. Tiempo después, lo vieron en un “picado” y lo sumaron al Inter Club d´Escaldes, de la primera división del fútbol andorrano.

Del Deportivo Angostura, al fútbol profesional de Andorra y un especial encuentro con Messi

Por Daniel Pardo
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Alejandro Ocampo es protagonista de una historia diseñada para el guión de una película taquillera. Nació en Sierra Grande, vivió buena parte de su vida en Villa La Angostura y, en un viaje a Bariloche al que fue engañado, su vida cambió por completo porque muchas puertas se abrieron en su camino.

Alejandro disfrutaba en la Villa de algunas pasiones inclaudicables. El fútbol, por caso, en el Deportivo Angostura, en donde logró debutar en la 5ta división, y la montaña, como pistero socorrista. Un día -de los especiales-, Rubén, su papá, decidió ser partícipe de la apertura de oportunidades en su destino. Cuando Alejandro se recibió de pistero socorrista, le pidió que lo acompañara a Bariloche para pagar la factura del teléfono. En realidad, era una completa mentira. Rubén usó todos sus ahorros para comprar un pasaje a su hijo con destino a Barcelona.

“Cuando llegué, conseguí trabajo a los tres días. Empecé a trabajar en el hotel de un centro de esquí muy chico en Andorra”, contó Alejandro quien, en 2015, vivió una escena imperdible para un buen amante del fútbol. En una mañana de sol y calor de febrero, se encontró con el ídolo. “No había nadie, fui a calentar agua para el mate y me encontré con Messi y su familia. No sabía qué hacer. Estaba muy nervioso, me quedé mirándolo un buen rato. Me vio con el mate y ahí recién nació la charla”, recordó.

Alejandro le pidió que le firmara una camiseta, algo habitual para el rosarino. Luego de hacerlo, Lionel le preguntó de qué club era la particular remera y el angosturense le reveló que, en realidad, era de una bicicletería; el mejor jugador del mundo lo miró azorado, primero, y estalló en carcajadas. “Un amigo tenía una bicicletería que estaba cerca del trabajo y del lugar dónde vivía. Y me había regalado la camiseta así que fui a buscarla y le pedí que la firmara. Cuando me preguntó de qué club era y le respondí, no lo podía creer”, contó.

Como la galera infinita de un hábil mago, las sorpresas siguieron sucediendo en su vida. Un día, en un “picado” entre amigos, la rompió. Hizo muchos goles y dio la casualidad de que, al mismo tiempo del partido, entrenaba el primer equipo del Inter Club d´Escaldes, de la primera división de Andorra. El técnico lo vio y lo invitó a sumarse al plantel profesional. “Acá el juego es muy táctico, mucho físico”, comparó Alejandro con sus recuerdos del fútbol en la Liga de Bariloche, aunque aclaró que, en Andorra, falta el potrero, “eso que tenemos los argentinos”.

“Siento que acá podrían jugar mis compañeros del Deportivo Angostura. Es sólo tener la chance y ponerse en la cabeza que hay que entrenar”, consideró Alejandro que hoy ya no juega de lateral por izquierda, sino que ocupa el puesto de delantero. “Si sos disciplinado, siempre te va a ir bien”, señaló como receta infalible para otros casos que pudiera elegir un camino similar al que él escogió. Y no desperdició.

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