12/12/2017

Fiscalía y querella coinciden en que Pablo Cáceres fue el autor de los disparos

- LA DEFENSA INSISTE EN SU INOCENCIA -  Tanto el fiscal jefe Martín Lozada como el abogado querellante Sebastián Arrondo, pidieron la condena de Pablo Jesús Cáceres en orden a los delitos de tentativa de homicidio doblemente agravado, portación de arma de fuego sin autorización legal y desobediencia a una orden judicial de prohibición de acercamiento. La defensa, cuestionó a los acusadores y enfatizó en los testigos que avalaban la versión del acusado, reclamando su absolución.

Fiscalía y querella coinciden en que Pablo Cáceres fue el autor de los disparos
Pablo Cáceres escucha atentamente uno de los alegatos.
Pablo Cáceres escucha atentamente uno de los alegatos.

Para el fiscal Lozada, “ha quedado acreditado que el autor de los disparos fue Pablo Cáceres”, pese a que el testigo clave, el hombre que acompañaba a Yanina Muñoz al momento del hecho se mostró dubitativo al declarar durante el juicio y “transpiraba como testigo falso”, admitiendo a “regañadientes” que reconoció al acusado.

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El querellante Sebastián Arrondo coincidió en gran parte con el alegato fiscal y añadió que el autor del hecho actuó “frío, metódico y calculador”, ya que “dispara, carga, avanza, apunta y vuelve a disparar”.

Pero para el defensor Horacio Brucellaria “quedó sobradamente probado que al momento del hecho reprochado, Cáceres estaba en su domicilio” y señaló: “La fiscalía y la querella han hablado mucho pero han dejado poco”.

El tribunal integrado por los jueces Héctor Leguizamón Pondal, María Evelina García Balduini y Juan Martín Arroyo, deberán dictaminar si Cáceres, fue el autor del hecho que le reprocharon. Dictarán su sentencia el próximo viernes al mediodía.

Pablo Jesús Cáceres está imputado por la tentativa de homicidio de Yanina Muñoz, ocurrida el pasado 26 de mayo en horas de la noche en el pasillo del edificio 19 del barrio Ada María Elflein. Según la acusación, efectuó al menos ocho disparos contra Yanina y provocó serias heridas con seis de las descargas. Le atribuyeron también no tener autorización legal para portar el rifle calibre 22 utilizado y además, haber desobedecido una orden de la Justicia de Familia, que le impedía acercarse a menos de quinientos metros de la víctima.

El fiscal Lozada remarcó la visión de una sociedad machista y patriarcal que se instaló en la porción del barrio en el que habitaba la víctima, pretendiendo de algún modo justificar el accionar de Cáceres: “algo habrá hecho, tal vez venden drogas, tal vez le fue infiel, tal vez fuma marihuana en los pasillos y eso justifica que Pablito le dispare”, señaló el fiscal en alusión al modo en que algunos testigos de la defensa llamaban al acusado durante sus relatos frente al tribunal.

También cuestionó la posibilidad de que todo sea una fábula al remarcar que es imposible que una persona pueda inventar una historia mientras está tirada en el piso desangrándose luego de haber sido baleada en reiteradas ocasiones.

Los acusadores también subrayaron que existió la intención de matar y que el resultado no ocurrió por un milagro y que una mínima variación de centímetros de alguno de los proyectiles pudo haber dejado un desenlace fatal.

Para el defensor, los testigos confirmaron cabalmente que al momento del hecho su asistido estaba en su vivienda y además reprochó que ninguno de los testigos presenciales del hecho -Pablo Sosa y la propia víctima-, pudiera reconocerlo. Según su visión la mujer dijo que fue Sosa quien le señaló que se trataba de Cáceres, mientras que aquel se mostró dubitativo durante el juicio.

Además, dijo que la discapacidad física que padece Cáceres a consecuencia de graves lesiones en sus piernas en el pasado, le impiden subir y bajar escaleras corriendo como según los testigos lo hizo el agresor. Y también descartó alguna vinculación de Yanina con la muerte de la madre de Cáceres, en función de la versión acusatoria que puso en boca de Cáceres la frase: “Vos mataste a mi mamá, ahora te voy a matar a vos”, inmediatamente antes de disparar.

Y resumió “Ni siquiera hay dudas, hay certezas de que Cáceres estaba en su domicilio con prueba elocuente y contundente”, aunque eventualmente dejó aclarado que si el tribunal decide condenarlo, debe encuadrar el hecho en la figura de lesiones gravísimas.

“Transpirando como testigo falso”

Pablo Sosa, conocía de toda la vida al acusado y al momento del hecho, fumaba con Yanina Muñoz en el pasillo del edificio en el que vivía la mujer. Inicialmente señaló que el autor del hecho fue “Chispa”, tal como lo apodaba pero ayer ante los jueces no mostró la misma firmeza y estuvo dubitativo. Ante la insistencia, reconoció a regañadientes que por la voz creía que el autor del hecho era Pablo Cáceres. El fiscal Lozada cuestionó su relato al decir que “todos vimos que transpiraba como testigo falso”, sin embargo no requirió la remisión del expediente a la fiscalía para que se investigue la posible comisión del delito de falso testimonio.

“Testigos comodín: la salvación de todo defensor”

Con la seriedad que lo caracteriza el abogado querellante Sebastián Arrondo, no dudó en cuestionar la trascendencia de los testigos defensivos: “Sabían de las tres hipótesis defensivas: la discapacidad de Cáceres, que estaba en su casa y que Yanina vendía drogas, esos elementos les quitan entidad” y añadió con áspera ironía: “Yo los llamo testigos comodín, sirven para todo y son la salvación para todo defensor”.

“Inconsciencia por fumar marihuana”

Según el defensor Horacio Brucellaria, al momento de ocurrencia del hecho, Pablo Sosa y Yanina Muñoz estaban fumando marihuana en el pasillo del edificio del barrio Ada María Elflein. “Por sí sólo eso nos dice que estaban en estado de inconsciencia”, tal vez reflexivo de su exagerada expresión, atenuó su criterio señalando “o por lo menos con un grado de alteración de sus facultades”.

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