13/11/2017

Irusta y Morales comprometidos a partir del testimonio de jefes policiales

- HOY SERAN LOS ALEGATOS DE LAS PARTES  - La interna policial quedó al desnudo en el marco del juicio por un allanamiento ilegal seguido contra Luis Irusta y Maximiliano Morales. Aparecen públicamente por primera vez, los detalles de cómo fueron las primeras horas de la desaparición del agente. “Se hizo todo mal” dijo uno de los jefes. Aunque no se investigue en el juicio lo ocurrido con Lucas Muñoz, aparecen curiosidades que dejan ver hasta dónde llegan las responsabilidades y complicidades y se alimentan ciertas sospechas sobre el accionar policial. 

Irusta y Morales comprometidos a partir del testimonio de jefes policiales
Manuel Poblete realizó una detallada declaración acerca de lo sucedido.
Manuel Poblete realizó una detallada declaración acerca de lo sucedido.

Por Mariano Colombo
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“Irusta me dijo que eran muy amigos con Muñoz y con Morales lo iban a salir a buscar”, explicó. “Cuando me preguntó le dije vaya, no me podía negar, haga lo que tenga que hacer, pero de ahí a ingresar a una casa, hacer salir a las personas que allí estaban y revisar pertenencias, yo no autoricé eso”, expresó ante el juez Marcelo Barrutia, que dirige el juicio, y remarcó que muchos de los primeros movimientos que despertaron gran curiosidad en la fiscalía, obedecieron a un rumor inicial sobre un posible suicidio.

El segundo en la cadena de mando de la Policía de Río Negro en Bariloche era el comisario Manuel Poblete. Su testimonio continuó aportando datos que causaban curiosidad en los acusadores. A pocas horas de la desaparición se montó una reunión cumbre a la que asistieron todos los altos mandos policiales. Horas después el subcomisario Eliseo González y Carlos Acuña fueron asignados “preventor y secretario” para encabezar la investigación. En ese encuentro surgió la posibilidad de activar el protocolo para personas desaparecidas y dar intervención a la Justicia. “Dejemos todo para mañana contestó Juan Ramón Fernández”, según Poblete. Así, las primeras horas de la desaparición, consideradas vitales en el protocolo, se dejaron transcurrir sin más, intentando una investigación paralela que el propio Fernández habilitó en comunicación con Irusta y Morales.

La actitud de Fernández no mereció ningún reproche por la autoridad judicial que investigó el hecho ni tampoco procedimiento administrativo interno. A diferencia de otras autoridades, sigue en la fuerza y hoy desempeña sus funciones en Viedma. Concluyendo su testimonio Poblete explicó “No hubo una, sino varias irregularidades. Se hizo todo mal”.

Eliseo González, subcomisario a cargo de la causa Muñoz, negó haber tenido conocimiento de lo actuado por Irusta y Morales, ni que habían sido abocados a la causa de la búsqueda de Muñoz. “Lo anormal es entrar de noche, sin testigos, sacar a la custodia policial. Lo normal es golpear la puerta, presentarse, preguntarle a los vecinos”, graficó para explicar lo actuado por los acusados y añadió: “Es lo que hice yo al día siguiente, con autorización del secretario y presencia de testigos. Se ingresó, se secuestraron elementos y se le explicó a Rodio lo que se iba a hacer".

Por otra parte, Pamela Barrientos, chófer del Cuerpo de Seguridad Vial, dijo haber llevado a los acusados al departamento allanado de forma ilegal y los escuchó hablar del posible encuentro con una mujer que tendría Lucas Muñoz en agenda. También sobre un número de teléfono al que llamaron y tendría que ver con un ciudadano que realizó una denuncia en la comisaría 42, y que fue tomada por Lucas. Dijo que creyó que todo aquello se trataba de un acto de servicio.

El oficial ayudante Maximiliano Morales (23) y el oficial subinspector Luis Irusta (31), están imputados por haber desplegado un procedimiento sin orden escrita y fundada y por fuera de las previsiones de la ley, manipulando documentación, revisando efectos personales del por entonces desaparecido Lucas Muñoz, para luego enviar fotografías tomadas con sus teléfonos celulares a su superior jerárquico, el jefe del Cuerpo de Seguridad Vial Almendro Paz, quien a su vez, luego las remitió al subjefe de la Unidad Regional Tercera de Policía, Manuel Poblete. El hecho ocurrió en la noche del 14 de julio de 2016, el mismo día en que el agente Lucas Muñoz debía presentarse a tomar la guardia de la comisaría 42 en horas de la tarde.

Finalmente declaró en la audiencia la mujer que regenteaba el lugar en el que se alojaba Lucas Muñoz, con quien además tenía una relación de amistad. Describió la actitud de los acusados como soberbia, prepotente y autoritaria, al momento de desarrollarse la requisa que motivó el desarrollo del juicio. “Jugaron con nuestra desesperación para saber de Lucas, estábamos muy preocupados”, explicó.

Tras ello se decretó un nuevo cuarto intermedio hasta la jornada de hoy, en la que las partes podrían pronunciar sus alegatos.

 

Un empleado que faltó al trabajo 

Durante la audiencia de ayer, los fiscales Guillermo Lista, Martín Lozada y Martín Govetto estuvieron sentados del lado de los acusadores. Lozada, interrogó insistentemente a los jefes policiales que declararon sobre algunos aspectos puntuales.

A partir de lo que fueron respondiendo los testigos, surgen algunas cuestiones que llevan a pensar que todavía hay muchos que no dijeron todo lo que saben. Contestaron los jefes policiales que en Bariloche hay aproximadamente quinientos empleados policiales y que diariamente en toda la jurisdicción, hay unas diez o quince ausencias a sus funciones por diversos motivos. En algunos casos, como el de Lucas Muñoz, no existe un aviso previo para informar la ausencia. Pero en ninguno de los casos, motiva una reunión cumbre de autoridades apenas unas horas después, ni la asignación “paralela” de dos agentes para que investiguen, ni la de una agente para custodiar permanentemente a Daniela Rodio, la novia de Lucas.

Elementos todos, que apenas cuatro o cinco horas después de la ausencia sin aviso de Lucas Muñoz al trabajo, deja entrever que las autoridades policiales manejaban otra información, que hasta el momento, nadie reveló en el juicio. Ante las insistentes preguntas, ninguno de los jefes pudo dar respuesta válida que justifique el despliegue policial, sin todavía, en ese entonces, dar aviso a la autoridad judicial.

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