08/11/2017

Quisieron robar una vivienda y los atraparon: diez días para investigar

- SEGUIRAN DETENIDOS CON PRISION PREVENTIVA -  Los dos sujetos registran varias condenas y causas pendientes con la Justicia. Fueron sorprendidos por la dueña de una vivienda cuando forzaban las cerraduras de la casa y de un automóvil, con intención de robar. Uno de ellos gozaba de libertad condicional en el cumplimiento de una pena, el otro, semanas atrás firmó un beneficioso acuerdo de juicio abreviado por el que no fue a prisión. Ahora seguirán detenidos por diez días mientras se ultima la investigación.

Abraham Gabriel Cornelio (23) y Jonathan Mayorga (25) fueron imputados este martes (7/11) por el delito de tentativa de robo, por la fiscal Alejandra Bartolomé y el fiscal adjunto César Lanfranchi. Les atribuyeron un hecho ocurrido el pasado domingo por la tarde, cuando fueron sorprendidos por la dueña de una vivienda céntrica, mientras forzaban la cerradura de una puerta de acceso al domicilio y de un automóvil estacionado en el patio, con el objeto de apoderarse de los elementos que pudieran hallar en el interior.

Los dos, continuarán detenidos con prisión preventiva los diez días que se extienda la investigación, dado que según argumentaron los representantes del Ministerio Público Fiscal, el caso estaba casi resuelto y sólo restaban algunos pequeños detalles para resolver la situación de los involucrados, largamente conocidos en el ambiente tribunalicio.

La misma fiscal Bartolomé que ahora pidió que Cornelio permanezca detenido mientras dura la investigación preliminar, suscribió un acuerdo de juicio abreviado semanas atrás por el que conmutó una pena de seis meses de prisión por tareas comunitarias. En ese acuerdo, el acusado se declaró culpable por tres hechos distintos de hurto y otro calificado como daño.

Sin embargo en su historial se cuentan condenas por un robo portando un revólver, otra por utilizar una pistola de juguete para robar y otra por un robo simple, pero pese a su corta edad registra otras causas pendientes y en su historial también tiene una evasión del Penal 3 en el que estaba alojado cumpliendo una condena.

En ese acuerdo de juicio abreviado, Cornelio fue condenado por apedrear la casa de su propia hermana y amenazar a los presentes, en un hecho ocurrido el 26 de septiembre pasado. También lo condenaron por robar las oficinas administrativas del Automóvil Club Argentino en noviembre de 2015. La condena comprendía también otro hecho acontecido el 19 de mayo de 2016, mientras gozaba de libertad condicional: ingresó a un comercio en la zona del Ñireco y se apoderó de un monitor, dos taladros y un equipo de medición. Finalmente, también se declaró culpable por otro hecho ocurrido en julio de este año en el barrio Ñireco: ingresó a un comercio y se apoderó de 800 pesos.

Por ese cúmulo delictivo, la fiscal pidió una pena de seis meses de prisión efectiva, al requerir penas bajas para cada uno de los hechos. Sin embargo aceptó el acuerdo que planteó el defensor particular Jorge Pschunder, y sustituyó el encierro por tareas comunitarias. No pasarían muchos días para que vuelva a ser sorprendido delinquiendo.

El historial de Cornelio incluye una condena de tres años y seis meses de prisión, lograda mediante un juicio abreviado en abril de 2013. En ese entonces se declaró culpable por un robo utilizando un revólver y por otro en el que se valió de un arma de utilería. Antes, con tan sólo 19 años, había sido condenado a la pena de cinco años de prisión por otro asalto.

Además, protagonizó una cinematográfica fuga desde el Penal 3 en el que se encontraba cumpliendo condena, alojado en una celda de aislamiento, al cavar un túnel desde la sala donde se ubicaba la caldera del establecimiento carcelario y sortear los muros exteriores de la ex alcaidía. Contó en ese entonces con la participación de Aladín Vázquez Jara, otro interno que también logró evadirse. Ambos fueron apresados pocos días después de escapar.

Cornelio también estaba procesado por el delito de robo simple en grado de tentativa por un hecho ocurrido el 13 de septiembre de 2016 en horas de la madrugada, cuando ingresó a las oficinas de una obra social ubicada frente a la iglesia Catedral de Bariloche, lugar en el que fue sorprendido por personal policial que había llegado tras recibir una llamada al 911. En ese entonces tenía libertad condicional.

El caso de Mayorga no es muy distinto. Al momento de ser detenido el pasado fin de semana gozaba del beneficio de libertad condicional que había sido concedida apenas semanas antes, en el marco del cumplimiento de una pena única de siete años y seis meses de prisión, que comprende varias condenas que resultaron unificadas. La pena impuesta agota en febrero del año 2020, pero podría extenderse en el caso de una nueva condena y la consecuente unificación.

Mayorga había sido condenado en un juicio abreviado como coautor penalmente responsable del delito de robo doblemente calificado por el uso de arma de fuego con aptitud para producir disparo y por la participación de un menor de edad. Posteriormente, también en un procedimiento abreviado, el Juzgado Correccional 10 le impuso dos meses de prisión por los delitos de robo en grado de tentativa y robo simple en concurso real.

La mayor de las condenas fue impuesta por la Cámara Segunda del Crimen por un hecho ocurrido en septiembre de 2012, cuando junto a su madre, un menor de edad y otras personas, perpetró un robo a una chocolatería ubicada en la intersección de 25 de Mayo y Sarmiento.

La siguiente condena estuvo relacionada a un hecho ocurrido en mayo de 2012, cuando forzó la puerta de ingreso de un local comercial de la calle O’Connor al 800, para apoderarse de dinero y diversos elementos de electrónica. Posteriormente, repitió su accionar en un local de calle Mitre al 600, en el que robó dinero, tarjetas telefónicas y golosinas. Poco después y a un centenar de metros de ese lugar, fue detenido en compañía de uno de sus “compinches”, portando los elementos robados.

En su haber también hay una evasión del Penal 3 en el que se encontraba alojado cumpliendo su condena. Logró trepar un muro con la ayuda de otro de los internos durante un recreo y pese a ser advertido por personal de seguridad que le dio la voz de alto y luego comenzó a disparar para evitar su huida, logró su cometido. Fue recapturado apenas días después en el barrio 10 de Diciembre, a pocos metros del establecimiento carcelario.

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