12/10/2017

La propuesta para niñas y niños de la Primavera Teatral

- “NO HABIA UNA VEZ UNA CANCION” - Corre por cuenta de LV Dúo de Danza, que reúne a Valeria Nassif y Verónica Cutillo. Se trata de una obra de danza teatro, que pueden disfrutar chicas y chicos, entre 3 y 9 años. Va el domingo por la tarde.

La propuesta para niñas y niños de la Primavera Teatral
Valeria Nassif y Verónica Cutillo, en escena.
Valeria Nassif y Verónica Cutillo, en escena.

Por Adrián Moyano
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Al examinar la programación de la sexta Primavera Teatral Bariloche, “No había una vez una canción” llamará la atención porque se trata de la única obra de danza teatro para niños y niñas que integra la nutrida oferta. Corre por cuenta de LV Dúo de Danza, formación que se conforma con Valeria Nassif y Verónica Cutillo. Las bailarinas tendrán su momento el domingo desde las 16 en la sala de la Biblioteca Sarmiento.

El Cordillerano dialogó con LV en Espacio Arte, el sitio que gestiona Cutillo sobre la calle Campichuelo. “Con No había una vez una canción, lo que nos interesa es motivar a los niños a partir de la danza porque nosotras somos bailarinas. Con eso tiene que ver la creación original, después vino la creación de los personajes, que cobran vida y también hay un pequeño diálogo que vamos atravesando a lo largo de la historia, pero el fuerte tiene que ver con la danza”, insistió.

Su compañera sumó que “la canción habla de la amistad, del apoyarse el uno en el otro para superar los miedos y para animarse a salir afuera. En ese afuera, recorremos nuestra ciudad y los alrededores, entonces es interesante porque van surgiendo pistas que hacen que los chicos vayan participando con sus conocimientos. Hay adivinanzas, entonces a partir de esas consignas vamos recorriendo determinados lugares, mientras hablamos del cuidado del medio ambiente y de conocer la zona donde vivimos”, precisó.

En el devenir del trabajo, “la canción tiene que ver con los sonidos que vamos recolectando. Vamos nombrando la flora y fauna del lugar con una mirada periférica, más allá de lo que les va pasando a los personajes. La historia empieza con un instrumento que heredamos, la niña lo hereda pero no lo sabe tocar… Si bien están los dos personajes en escena todo el tiempo, el otro personaje es como un amigo invisible, que muchas veces acompaña a los niños en la ayuda y en sentirse seguros para andar”, señaló Cutillo.

En la trayectoria de LV Dúo de Danza “es la segunda obra que hacemos, la primera tuvo características parecidas. Nuestra búsqueda personal como dúo tenía que ver con armar algo para niños aunque no teníamos al principio muy claro por dónde íbamos a ir. Nuestra construcción se inició con coreografías, armamos cosas que se sostenían con la música o a veces por un objeto. Tanto en el caso de El pícaro sueño como ahora, una vez que tuvimos montadas las coreografías pedimos ayuda teatral para montar la obra y darle vida a los personajes, para ver qué podíamos contar con todo el material que teníamos. Pero nuestra materia prima es la danza”, subrayó Nassif.

Estímulo

La suya es la única obra que apunta directamente al público infantil en toda la programación de la Primavera Teatral. “Particularmente, nos interesa llegar a los niños como estímulo. Parece que en estos tiempos que corren, es una utopía estimular a un niño a través de la danza, con tanto estímulo externo que hay... Pero estamos convencidas de que funciona y es muy bueno. Pensamos a la danza como motor para que el niño vea otras cosas. Nos ha pasado en nuestras recorridas encontrar chicos que nunca habían visto bailar en vivo y en directo. Entonces, como disparador, es muy interesante, pensando en un público que puede ser de llegada más fácil. Sabemos además que hay poco y nada. Eso nos impulsó y ya hemos recorrido jardines y escuelas. Es nuestra intención”, confió Cutillo.

Como bailarinas que se animan al teatro, en un encuentro abrumadoramente teatral Nassif y Cutillo se sienten “un poco solas (risas). Está bueno desde el lugar de la organización que nuestra obra fuera elegida en esta diversidad. Para nosotras también es un mundo nuevo porque si bien sostenemos la obra desde el teatro, venimos del mundo de la danza. Está bueno entrar en otro universo y compartir con gente más teatrera. Ojalá que sea multiplicador y que haya más obras para mostrarle a este público. Siempre nos queda pendiente hacer algo para adultos pero ahí lo tenemos, en algún momento saldrá”, avisaron. Quedamos a la espera.

Encuentro entre colegas

Hay algunas diferencias entre “El pícaro sueño” y “No había una vez una canción”. Apuntaron Valeria Nassif y Verónica Cutillo que “en esta hay más guion, hay más diálogo y más puesta de la palabra, cosa que al principio no usábamos tanto. Cuando terminamos las dos obras hicimos lo mismo: probamos con un público e hicimos como una prueba interna. La primera es para chicos más pequeños, con muchos objetos y mucho más movimiento, el desenlace de la historia es muy, muy sencillo… Se puede sostener a través de los colores, las formas y los objetos, con un hilo muy sencillo: dos niñas que estaban encerradas en su habitación porque su abuela las mandaba a dormir y ellas aburridísimas, inventan y crean. En cambio, en esta hay un hilo que seguir, los personajes salen y entran a ciertos lugares, la participación del público es más activa. Creemos que es para un público un poco más grande, entre los 3 y los 9 años. Igual, nos ha pasado de que hubiera bebés en la sala y la pasaron bárbaro”, admitieron.

Las bailarinas comenzaron a trabajar juntas porque “es interesante encontrarse con colegas. No es fácil, porque las dos dirigimos nuestras escuelas y cuando uno es coreógrafo y está acostumbrado a dirigir, trabajar con otro obliga en un buen sentido a despertar la escucha, a asombrarte con la propuesta del otro, a tratar de sumar lo que el otro propone… Nuestro lenguaje común es la danza clásica pero en este presente, cada una abordó a la danza desde otras áreas. Entonces, es muy amplio lo que podemos compartir y está bueno. Es una visión bien interesante. En un primero momento cada una tomó clases con la otra, que cada una hiciera cosas totalmente distintas nos gustaba. Cuando vimos qué sucedía y que coincidíamos en algunas cosas y en otras nos nutríamos, nos potenciábamos. Empezamos en 2014”, señalaron. Y hay mucho por delante.

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