08/10/2017

María Varas busca el “Oro Alquímico”

- EN ESTACION ARAUCANIA - Para la expositora, el título de la muestra refiere a una metáfora sobre la perpetua transformación del espíritu humano. Podrá visitarse cuando haya espectáculos en el reducto del 11,500 durante octubre.

María Varas busca el “Oro Alquímico”
La artista junto a Música de las esferas, la obra de la chapa. (Foto: Sol Baudino)
La artista junto a Música de las esferas, la obra de la chapa. (Foto: Sol Baudino)

La próxima vez que vaya a Estación Araucanía, adelante unos cuantos minutos su llegada. Desde el jueves último, está a consideración la muestra “Oro Alquímico”, de la inquieta María Varas. Nueve meses atrás, El Cordillerano supo de sus “Sacerdotisas sagradas”, primera exposición de su cosecha que colgara en el hotel Llao Llao. Con continuidades y diferencias, ahora la artista insiste en vincular expresiones plásticas con tradiciones culturales muy añejas.

“No la planee, estaba trabajando con obras que iban viniendo pero me invitó Tania (Gatti), de Araucanía y entonces, pensé en hacerla así, como si estuviera en proceso”, compartió la expositora con este diario, minutos antes de la inauguración. “Siento que todavía es una obra que está en proceso. Empecé a trabajar con el oro como elemento pictórico, usando láminas de oro y colores oro. También ocurrió que en un cuadro trabajé sobre chapa oxidada, se me despertó la necesidad de trabajar en colores óxidos las cosas de la tierra”, confió.

Cuando Varas pinta, son múltiples los saberes que se cruzan. “Empecé a pensar qué estaba pasando y por qué la necesidad de trabajar estas paletas, texturas y materiales. Vino la información de que el oro alquímico es una metáfora de transformación, de procesos internos que vivimos las personas. Los antiguos alquimistas hablaban de transformar el plomo en oro, era como la búsqueda de la piedra filosofal, que los metales más bajos pudieran elevarse hacia algo superior. Ellos buscaban los elixires de la vida eterna y creo que más allá de que a nivel químico tuvieran mucho conocimiento para lograr estas ecuaciones, también estaban hablando por ahí en lenguaje oculto, del proceso del espíritu humano en continua transformación”, señaló.

Frente a esa conclusión, “pensé que si la obra estaba en proceso y para mí aún no terminada, era como la vida misma porque en realidad, estamos todos en un continuo proceso. Las cosas nunca están terminadas y los procesos internos se están moviendo constantemente. En verdad, no sé si uno puede llegar al oro alquímico, pero al menos la intención es estar observándose en todo lo que sentimos, vivimos, en nuestro caos interno, en todo lo que no tenemos controlado. Creo que observarlo permite que algo se mueva. Podremos transitar con menos pánico al menos”, aseveró la artista.

Opuestas y sostenedoras

A diferencia de “Sacerdotisas sagradas”, cuando las protagonistas eran precisamente mujeres de diversos orígenes culturales, aquí hay además otras presencias. “Estoy ordenando y tratando de entenderlo pero creo que devino en una búsqueda de lo femenino y lo masculino, como fuerzas opuestas que nos sostienen. En general, observando en vez de una ella, hay ellos y también el número tres: un masculino, un femenino y un tercer ser que sería como el niño, pero como metáfora de lo ocurre con ese lazo, esa danza de dos. Un devenir en una trinidad”, dijo enigmática.

Es que en realidad, “no sé. Más que tenerla resuelta, la muestra es para mí una pregunta. Lo que sí noté en mi proceso fue un mayor disfrute: no todo tiene que estar geométrico y equilibrado… Puede estar más caótico y mientras esté disfrutando en el pintar, está bien. No tengo que llegar a ningún lugar ni encontrar la piedra filosofal, soy un ser humano disfrutando de la vida que tengo y de la imperfección que soy”, proclamó Varas.

Hablar con ella sobre su trabajo pictórico, implica en realidad hablar de filosofías tan antiguas como vigentes. “Sí, me apasionan los textos herméticos (risas). Desde la plástica, trabajé con arena, arcilla, cenizas y después, usando las láminas que usaba el gran maestro Gustav Klimt.

Realmente, ocurre algo a nivel interno al observar los oros: un brillo que encandila por momentos. No en vano ha sido la búsqueda en todas las culturas, como la representación del gran Sol central, el gran ser solar o lo divino superior. Creo que Klimt y tantos otros que han trabajado en distintas épocas con el oro desde lo pictórico, estaban buscando llegar a tocar a esas esferas superiores”, arriesgó.

Por otro lado, “también usé plata. El oro viene del lado del Sol y la plata de la Luna, entonces vuelve a emerger la danza de lo masculino y femenino. En el caso de la chapa, surgió porque había una que estaba tirada en el fondo de mi casa, mi marido la usaba para el asado (risas). Por eso está tan lindo ese fondo, fue trabajado con fuego, quemado una y otra vez y después quedaba a la intemperie. Se mojaba y entonces, entre el fuego y el agua, los dos elementos formaron esas manchas increíbles. Cuando las vi, dije: no tengo que tocar nada… Le pedí permiso a la chapa para que me dejara ver que había ahí y por dónde entrar”, compartió.

Como antecedente, “había visto obra de Marina Mitchel, que trabaja muchas veces usando como soporte chapa oxidada, siempre la admiré y me pareció una maravilla y bueno, se ve que algo había quedado ahí esperando y cuando vi la chapa, la manotee y surgió ese cuadro. Ahora ando por los baldíos buscando chapas que aparezcan”, se rió Varas. Ojalá encuentre muchas más.

Necesidad de experimentar

Desde que las empresas de la mega-minería pusieron su ojo en la región, el oro no goza de buena prensa entre las sociedades cordilleranas. “No lo pensé desde ese lugar, mi parte política o social no está muy desarrollada. Fue más una necesidad de experimentar con estos tonos, de tocarlos, viendo mucha obra del Romanticismo y lo que los grandes artistas hacían con este material. Así empezó a calar hondo en mí y dije: tengo ganas. Nada más”, señaló Marías Varas.

Su muestra se podrá apreciar durante octubre en Estación Araucanía cuando haya espectáculos u otras actividades. “Me encanta eso, me parece que está bueno que toda la gente que viene buscando la movida cultural de los espectáculos y sobre todo la música, pueda encontrarse con obras que nunca vería porque están en el taller o porque tampoco hay muchas galerías en Bariloche, así que me pareció maravilloso. Va a llegar a gente que por ahí no llegaría y está bueno: me siento honrada por eso”, comentó la expositora.

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