05/10/2017

Marta Córdova expone en la Biblioteca Sarmiento

- APERTURA A MANIFESTACIONES PICTORICAS -  La muestra se instaló en el segundo tramo de la escalera que conduce al primer piso y en el hall de entrada a la sala de espectáculos. Es la primera exposición individual de la artista en el centro de la ciudad.

Marta Córdova expone en la Biblioteca Sarmiento
En primer plano, Aparición.
En primer plano, Aparición.

Marta Córdova todavía tiene tanza en sus manos y una tijera. Personal de la Biblioteca Sarmiento desplaza una escalera para terminar de ubicar en las alturas algunas obras. En minutos, la expositora se dispone a inaugurar de manera formal una muestra que se compone de dos grupos: uno lleva como título “América Profunda” y el segundo, “Retratos y apariciones”. El Cordillerano interrumpe su tarea porque quiere saber.

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Sonriente, la artista concede. Afuera la lluvia adquiere connotaciones de vendaval y el público todavía no llega. Los trabajos que colgó sobre la escalera que conduce a la sala de espectáculos, son “pinturas que surgen cuando descubrí la maravilla que es América y sus culturas cordilleranas. Ahí abrí la cabeza y empezó un tiempo de experimentación que cambió mi pintura para siempre”, confió.

“Sería un homenaje a América profunda”, señaló Córdova. Se trata de pinturas de tonalidad oscura, más bien de formas indefinidas aunque como se verá, también hay figuración. La serie está dedicada discursivamente “a los mártires por defender la forestación, el planeta… A la gente que ha muerto en lucha por defender las culturas. Sobre todo es un homenaje a la vida y reconociendo que yo soy sudamericana”, redondeó.

Ya sobre las paredes del hall que antecede al teatro propiamente dicho, quien se acerque a contemplar apreciará “retratos o trabajos hechos de memoria, pero en los que se aparecen espíritus o ángeles, junto con miradas que reconozco o alguna facción. Por eso la idea de ponerle (como título) Retratos y apariciones… No son lo mismo que otros retratos que son mucho más carnales y que tienen que ver con una vida más material y sufrida en general”, diferenció la plástica.

El segundo tramo de la muestra “se llama Las miradas, aunque le da nombre a todos (los trabajos)”, aclaró. “Es la mirada que ve y registra, la mirada que recuerda y que va construyendo una conciencia. También la mirada compasiva, sensible y la mirada que pregunta, la que recuerda y está para adentro. De eso se trata”, definió, mientras la conversación tenía lugar muy cerca del piano que ornamenta el recinto.

Basta de vanguardias

Como es la primera vez que Córdova expone en uno de los sitios neurálgicos de Bariloche, la excusa era propicia para compartir su historia artística. “Si bien desde los 14 o 15 años empecé a trabajar en talleres, después hice una larga carrera de Bellas Artes de 12 años, en todos los estratos. También otros estudios más modernos en la facultad sobre arte contemporáneo… Todo eso que sabía y que fui practicando en los años de pintura me hizo entender lo que era el lenguaje antes de las vanguardias y las vanguardias pero sentí un poco de hartazgo de las búsquedas del lenguaje, de que si es así o asá… Se sabe que uno hace para transmitir, (lo que uno hace) es necesario que sea visto pero no juzgo desde ese punto de vista la existencia de la obra porque si no, nadie hubiera conocido a Kafka (risas del cronista). Creo que la obra tiene una vida en sí y que puede ser descubierta o destruida o desaparecida también”, juzgó, enigmática.

Cuando la artista dice “América profunda”, no hay que pensar en obras claramente figurativas, americanistas, folklóricas o menos aún, de raíz indígena. Aunque existan ingredientes. “Puse la primera pintura que siento auténtica y mía, después de haber estado como tres años trabajando, copiando repertorio de Ecuador y de Perú, haciendo experimentos con las nuevas imágenes. Puse (colgó) una obra que es un mito, la que está en blanco y negro chiquita, en esa pared (señala), porque esa es más figurativa y tiene un colibrí copiado de un colibrí de la cultura nazca, que tenía muchos dibujos figurativos y naturalistas. Entonces, esa pintura está hecha en base a dibujos de ese repertorio. Después, la forma de desplegar en el plano y de simetrizar es bien americano, pero se mezcla con mi mitología personal y con las cosas que estaban pasando por mi vida. Después (en el tiempo), volví a la figuración porque esto (vuelve a señalar) no es tan viejo y esto es nuevo, ya sin prejuicios. Creo que ya tengo un lenguaje como para no detenerme más que en seguir trabajando”, proclamó.

Al conjunto de trabajos que está en exposición desde el lunes último, “lo curé yo con lo difícil que resulta no tener la distancia que se necesita emocionalmente. Pero quise que me conocieran por esto, me quedó mucho en el tintero pero no importa porque tengo un montón para mostrar”. En su decisión influyó “también la edad, porque hasta hace poco no me preocupé demasiado y ahora pienso en qué voy a dejar... Entonces digo que por lo menos, voy a dejar pinturas. Hasta ahora venía cargándolas, a tal punto que empecé a pintar sobre pinturas que ya no me interesaban. De esa forma ahorré espacio, plata y telas (risas). Eso también me abrió muchas cosas”, relató. El desprendimiento es indicio de sabiduría.

Nuevo enfoque

Si bien suelen colgarse muestras de diversa índole en el primer piso de la Biblioteca Sarmiento, no es usual que un artista plástico elija ese espacio para dar a conocer su tarea. A Marta Córdova el lugar le vino de perillas. “Empecé a relacionarme con la biblioteca ofreciendo un taller de pintura y así surgió el conocimiento con los que trabajan acá. De a poco, fueron sabiendo que era pintora y que tenía toda una vida con la pintura y con la docencia de arte, entonces me dieron la posibilidad de exponer”. 

A partir de esa invitación, “pensé que estaría bueno que la sala tuviera una jerarquía y un prestigio, que se pudieran poner pinturas. La idea es levantarlo y que el espacio esté bien usado. Nos costó muchísimo colgar allá, fue tipo acróbatas, con escaleras de tres o cuatro metros (risas). No tengo luces para todo pero se ve bastante bien”. Sus trabajos se podrán apreciar en el transcurso de octubre.

Córdova es vecina de Bariloche “hace 10 años más o menos. Vine a Los Coihues, viví allá cinco años. Después se murió mi marido y me vine al centro, donde me relacioné más. En Bariloche, sólo expuse dos veces: una en la sala de la Junta Vecinal de Los Coihues hace un año y medio, más o menos. Otra vez me invitó un grupo a exponer en la sala Frey, con el tema de defender las semillas… Yo puse temas que tenían que ver. Después, no hice más nada pero en Buenos Aires había expuesto en lugares importantes”, mencionó.

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