“Invierno”, el nuevo libro de Cecilia Fresco

Por Adrián Moyano
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Después de una novela y un libro de poesías, Cecilia Fresco publicó “Invierno” (Ediciones Patagonia Escrita), volumen de cuentos. Sin embargo, la escritora dice que, en realidad, al principio de su relación con la literatura, se veía como cuentista aunque, al cruzar su camino con Graciela Cros, “la poesía llenó absolutamente toda la escritura”. Su nueva obra se presentará en Bariloche el próximo viernes a las 19, en la Sala de Prensa de la Municipalidad.

“Es un libro de cuentos”, le dijo su autora a El Cordillerano, desde Villa La Angostura. En la vecina localidad, reside desde 2006. “Todos transcurren en invierno, casi todos en un pueblo cordillerano. Varios están relacionados entre sí y no sé… Son bastante tristes, pero también muy cercanos a la infancia. Al Bariloche de mi infancia. Mi idea era escribir algo más real que mi costumbre, más de narrativa fantástica”, comentó.

“Invierno” implicó varios retos para Fresco. “Me pareció un desafío salir de mi modo habitual y tenía muchas ganas de hablar, aunque en forma literaria, de tres duelos importantes para mí. Además, siempre quise ser cuentista y es lo que menos se me da naturalmente. Estos textos me parecieron mejor así, en un tono más clásico. O lo que más puedo acercarme a un tono clásico… Que no se pareciera a lo anterior”, fue su intención. Sus libros anteriores fueron “Las huellas” y “Realidad vs representación”.

Comentó la autora que “los duelos tienen que ver con los que están en la dedicatoria: mi hermano, el papá de mi hijo mayor y un amigo mío. Los tres murieron muy jóvenes y violentamente… Pasado mucho tiempo de estas cosas, igual siempre están por ahí dando vueltas”. El libro “se llama ‘Invierno’ porque los cuentos que fueron saliendo, transcurren todos en invierno. Supongo porque (la estación) representa un poco más esa sensación de tristeza”, explicó.

La nueva publicación tiene particular significado para Fresco. “Fue re importante… A veces pienso: pobre el que lee y tiene que bancarse estas cosas tan tristes; pero hay algo en el escribir, cuando uno tiene estas cosas, que es curativo… Ayuda a sacárselas de encima, a curarlas, a cerrarlas de algún modo. Entonces, para mí era súper importante escribirlas y también buscar en la memoria cositas del Bariloche de antes que está bueno recuperar. No hay nada autobiográfico en el libro, para nada, pero sí está lleno de cosas y de detalles del Bariloche de fines de los 70 y de los 80, que es el que me tocó vivir a mí”, recordó.

Sueño lejano

La escritora concurrió a sus primeros talleres literarios a mediados de la segunda década. “Esta es la primera vez que tengo un libro de cuentos y me sorprende, porque lo primero que hice fue una novela, después poesía pero, de chica, mi sueño era ser cuentista. La poesía me parecía algo horroroso, intolerable que alguien escribiera poesía… Después de un tiempo, cuando conocí a Graciela Cros y me acerqué a la poesía, fue maravilloso y llenó absolutamente casi toda la escritura. Entonces, también es un desafío escribir cuentos”.

Apuntó que “antes los escribía muy diferentes y después de haber pasado por la poesía, todo se hace mucho más preciosista, busco más el sonido y no solamente qué estoy diciendo. Para mí fue todo un desafío poder escribir cuentos de la manera más clásica: pararme en el qué estoy diciendo y no solamente en cómo, no solamente en la forma y que las palabras tuvieran una musicalidad. Quería hacer cuentos que tuvieran polenta, que tuvieran fuerza, una historia fuerte atrás”.

De todas formas, quienes se adentren en las páginas de “Invierno”, no deberán aguardar estructuras convencionales. “Yo quería eso pero no son cuentos que tengan un argumento muy clásico de principio, nudo y desenlace… Por ahí, son más como relatos porque sí quería decir en términos reales… No quería apelar a la fantasía toda la cuestión sensorial que tiene que ver con una persona parada frente a la muerte o al duelo. Entonces, está el tipo que mató a un zorrito en la ruta y lo quiere enterrar, porque lo busqué como símbolo de lo que él estaba sintiendo con su hijo. Así con cada uno de los cuentos”, anunció Fresco. Andares de nieve, lagunas, padres, amigos y hielo. Quién no tiene sus inviernos…

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Fluir y controlar

Entre muchos otros que significó “Invierno”, “el mayor desafío para mí es ese: tratar de atenerme a las normas más clásicas del cuento porque la literatura en general va para donde quiere. Fue un esfuerzo grande tratar de llevarla hacia donde yo quería y que no se fuese hacia donde ella quisiera. Está bueno ese ejercicio doble: dejar fluir pero también controlar un poquito… Para mí fue un laburo grande de mucho tiempo y con la ayuda grande de todo el grupo literario de acá, de Villa La Angostura (Alamberse!). Los torturé cada vez que terminaba un cuento y lo llevaba. El laburo en grupo es re importante. Eso ayuda a que uno sepa dónde pararse”, ponderó Cecilia Fresco.

Después de la novela y de la poesía, el asunto de los cuentos se impuso porque “me parece que cada tema que uno va a abordando pide un formato distinto. Así también se hace más interesante escribir. Por lo menos yo, escribo arriba de un tono, le doy, le doy y le doy hasta que se agota.

Después, arranco con otra cosa hasta que también se agota y cuando pasa eso, bueno: acá tengo un libro… Ya no puedo seguir escribiendo esto. A mí, por lo menos, me da la sensación de que eso le da una unidad al libro y te permite ir probando cosas distintas. Pero casi siempre al probar, es hasta agotar ese modo. En estos cuentos me parece que agoté este tono, este frío, este invierno, este modo de decir... Está bueno, así puedo arrancar con otra cosa y seguir escribiendo”, anunció Fresco.