15/08/2017

Mercedes García Baltar engaña al tiempo

- EXPONE OBRAS QUE DESCONCIERTAN -  De lejos hasta pueden parecer tapices o bien, acuarelas que se hicieron muchos años atrás. Pero son fotografías e inclusive, más o menos recientes. La treta: están impresas en madera.

Mercedes García Baltar engaña al tiempo
La madera, la fotógrafa, la rosa.
La madera, la fotógrafa, la rosa.

Incluso a centímetros de distancia, las flores o las praderas semejan provenir de tapices. Las obras parecieran ofrecer texturas pero incluso en su ambigüedad técnica, mienten confección añeja. Los colores se opacan como si quisieran refugiarse debajo de pátinas que dejara el paso del tiempo pero sin embargo, los trabajos que llevan la firma de Mercedes García Baltar son de producción reciente. Ni tapices ni pinturas: fotografías… Aunque con un tratamiento muy especial.

El Cordillerano se reunió con la expositora en Vertiente – Café con Ideas, donde su muestra estará a disposición de la gente hasta mediados de septiembre. “Es una serie de fotografías impresas en madera. En ese sentido, llama la atención porque la gente no sabe bien de qué se trata, si son fotos o cuadros… Esta serie es así pero también hago fotografía más tradicional, en este caso quise experimentar imprimiendo en este material con el que convivo día a día: vivo en un bosque, mi casa es de madera, uso calefacción a leña… Es una materia prima que valoro un montón, me encanta por su calidez y quería experimentar imprimir en ella”, explicó.

Hacía rato que García Baltar quería lograr estos resultados. “En este caso, mando a imprimir a un lugar pero se me había ocurrido hace muchos años. Es algo que siempre me interesó: explorar con la fotografía desde un lado más plástico… Generar otros efectos y probar. En este caso, también trato de darle protagonismo al material en el que está impresa la fotografía. La combinación hace que surja otra estética, otro clima en la imagen y bueno, no sabía bien con qué me iba a encontrar pero al imprimir las primeras imágenes me dio mucha alegría porque estaba llegando a lo que vislumbraba”, admitió la fotógrafa.

Más allá del sostén particular, el protagonismo es indiscutible. “Para esta serie impresa en madera sí, quería trabajar con la naturaleza. Generalmente, es una temática en la que me inspiro bastante pero para imprimir en madera quería fotos de naturaleza, casi todas son flores de acá en primer plano y después hay un par que son paisajes, tomados desde la ruta en camino para acá, viniendo al Sur”, detalló.

Claro que su quehacer artístico habitual es más general. “No siempre fotografío lo mismo ni siempre es que imprimo en madera. Esto fue como una exploración y un juego, de no quedarme con la fotografía más tradicional. También hago fotografía a blanco y negro y en color pero quería eso, jugar con una cosa más estética, explorar la impresión en otros materiales y ver los efectos”, insistió.

Su medio de expresión

Su relación con la fotografía data “de casi 20 años (está por cumplir 40), tuve momentos de no sacar tanto pero siempre mi medio de expresión estuvo mayormente ligado a la fotografía. Hice mucho laboratorio en blanco y negro y tal vez, me gustaría volver a explorar porque la pasaba muy bien imprimiendo en el laboratorio y después, con el cambio a lo digital se perdió un montón. Mis recuerdos de aquellas horas encerrada en el cuarto oscuro son mágicos, me gustaría poder volver”, anunció García Baltar.

La expositora prefirió no ahondar en cuestiones técnicas sobre la impresión en madera. “No sé si hay un truco. También me gusta que el espectador no sepa bien de qué se trata. No porque tenga problemas en decir cómo se hace ni dónde pero me gusta jugar con el enigma y que haya otra magia, no saber tanto de qué se trata… Simplemente, poder contemplar y ver qué se capta desde ahí. Mando a imprimir a un lugar en Buenos Aires que hacen ese trabajo y nada más que eso. También me interesa probar a ver si lo puedo hacer de alguna manera más artesanal, ya que estoy acá y no quiero tener que andar mandando a Buenos Aires, esperando que vuelva y todo eso. Es otro movimiento”, señaló.

Más bien andariega, “es mi primera exposición acá en Bariloche, aunque parte de esta serie la había expuesto en Buenos Aires en una muestra colectiva, hace ya varios años. No expongo muy seguido… Tengo mi casa acá hace 17 años, en Laguna El Trébol. Estuve viviendo ahí 5 años, después me fui y ahora hace 4 que estoy de vuelta, pero en ese lapso íbamos y veníamos con mi familia. Siempre con un pie acá y otro en Buenos Aires”, aclaró. Pero a pesar del ir y venir, el corazón está en el bosque.

Efecto vintage

La sensación de antigüedad no es una casualidad en el conjunto de obras que comparte Mercedes García Baltar. “Al no haber blancos, se genera otra calidez en la imagen y hace que se produzca ese efecto vintage… Me gusta mucho lo antiguo y sí, era el efecto que quería lograr: que se reflejara la calidez del material”. Como si no alcanzara, el ambiente de Vertiente cuaja a la perfección con la propuesta de García Baltar.

“A este café ya lo conocía y cuando Lila (Barber) me propuso exponer me encantó porque es un lugar muy cálido, muy lindo y está buenísimo poder convivir con las obras porque la exposición es de dos meses”, apuntó la expositora. “No sabía bien qué serie trabajar para la muestra y bueno, me pareció que esta iba a quedar muy bien en este lugar. Me encanta porque todo el tiempo circula gente, está buenísimo. Uno se sienta un rato y se puede colgar mirando una foto u otra, eso me pareció muy bueno”, resaltó.

Llamará la atención la denominación de la exposición. “A la muestra la llamé Meh 2 Ter. Me pareció una unión de las imágenes… Yo estaba buscando el origen de la palabra madera, que viene de mater, que significa materia y entonces, es como una unión entre la madera y la madre. Madre, materia y madera tienen el mismo origen, provienen de ahí. Eso me pareció muy interesante”, señaló, de nuevo enigmática.

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