Así, tanto los empleados de maestranza como los de mantenimiento, trabajan a destajo, además de empleados de empresas constructoras, en las distintas instalaciones que son readecuadas.
Pero antes de comenzar las obras, necesariamente debieron concretar la limpieza de los espacios, lo que implicó el traslado de mobiliario, expedientes y otros elementos.
Mientras se avanza con las obras, el interior del edificio luce su peor cara y en nada, hace recordar su época dorada de hotel destinado a las clases privilegiadas. Pisos y sillas con polvo, ruidos típicos de la construcción y movimiento permanente de empleados y obreros.
Aún a pesar del apuro, son pocos los optimistas en cuanto a la conclusión de las obras antes del 1º de agosto, aunque como todo, los funcionarios admiten que el cambio de paradigma no será sencillo y que se avanzará a prueba y error y será necesario ir realizando ajustes y correcciones de forma permanente.
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