Más de quince testigos serán citados a declarar durante el juicio

Los jueces Miguel Gaimaro Pozzi y Emilio Riat, integrantes de la Cámara Primera del Crimen, aceptaron toda la prueba propuesta por el fiscal de Cámara Martín Lozada y la defensora oficial Romina Martini, de cara a la audiencia de juicio en la que se determinará la responsabilidad de Alejandro David Ramírez, en el crimen de Natalia Báez, ocurrido en marzo de 2016.

Al hombre le atribuyen haber dado muerte a Natalia Báez el día sábado 26 de marzo de 2016, entre las 7.30 hs y las 12.30, horario que comprende la última vez que fue vista la joven y el momento en que su cuerpo sin vida fue hallado en un descampado ubicado a la vera de un tramo en desuso, del viejo camino al aeropuerto de Bariloche.

Aquella madrugada, Báez y otras tres personas salieron juntos de un local bailable en pleno centro de la ciudad. Luego de caminar algunos metros por calle Moreno, tomaron un colectivo y se dirigieron al domicilio del imputado donde, mediante un golpe, se le quitó la vida a Natalia.

Posteriormente, arrojaron el cuerpo de la víctima a pocos metros de un tramo abandonado de la ruta vieja de acceso al aeropuerto.

El fiscal Lozada solicitó se incorporen al expediente numerosas pruebas documentales, entre las que se destacan las declaraciones testimoniales, actas de procedimiento de la Policía de Río Negro, informes de la Brigada de Investigaciones y del Gabinete de Criminalística, pericias del Laboratorio Regional Forense e informes de allanamientos.

Además, pidió que se cite a declarar a unos quince testigos, entre los que se destacan el chofer del colectivo que abordaron aquella madrugada la víctima y el imputado, con sus acompañantes y otras personas que habían estado en el local bailable ubicado al pie del edificio Bariloche Center.

La defensora oficial Romina Martini, en tanto, coincidió en muchos de los testigos convocados por la Fiscalía y solicitó también su incorporación. El abogado representante de la querella, Raúl Ochoa, no asistió a la audiencia que realizó el tribunal de la Cámara Primera del Crimen que, tras los pedidos, aceptó la totalidad de la prueba requerida, por lo que al momento de realizarse el juicio oral y público, cada uno de esos elementos requeridos serán tenidos en consideración por los jueces para dictar la sentencia definitiva.

Según las constancias del expediente, Natalia Báez, el imputado y otras dos personas, salieron del local bailable denominado "Eclipse", en Pagano y San Martín. Tras caminar algunas cuadras, abordaron el colectivo de la Línea 80 de la empresa Las Grutas, que los trasladó hasta la intersección de las calles Vernet y Wiederhold, donde se bajaron y caminaron hacia el barrio 60 Viviendas por Vernet, para llegar al domicilio de Alejandro David Ramírez, ubicado en ese barrio.

En el interior de la vivienda la joven sufrió golpes en la zona de la cabeza y principalmente en el rostro con un elemento romo y con otro corto punzante, fueron lesiones de tal severidad que provocaron su fallecimiento. De acuerdo a las constancias, la muerte de Natalia Báez se debió a un traumatismo de cráneo y shock traumático. Con posterioridad, trasladaron el cuerpo de Natalia en un automóvil marca Volkswagen Senda, desde dicho domicilio hasta la ruta vieja de acceso al aeropuerto de esta ciudad, abandonando el cadáver a cinco metros, aproximadamente, de la cinta asfáltica, entre unos pinos a la mitad de la calle asfaltada.

Ezequiel Parracone Rodríguez (20) y Ricardo Javier Correa Castro (36), que habían sido imputados inicialmente por el homicidio de Natalia, y Rolando Chávez, imputado por encubrimiento, finalmente fueron sobreseídos y deberán declarar en calidad de testigos durante el juicio.

Además del pesado cuadro probatorio objetivo contra Ramírez (en el que se destaca un informe de ADN), las declaraciones de sus consortes de causa lo colocaron en una situación comprometida, señalando que luego de haber pasado la noche en el local nocturno y dirigirse a la casa de Ramírez, éste se retiró sólo con Natalia Báez. Apareciendo más tarde el joven en soledad, con manchas de sangre en sus ropas y pidiendo ayuda para limpiar el auto y eliminar sus vestimentas.