Vino al entierro de su hijo y se quedó a vivir en Bariloche

Por Susana Alegría
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Mario falleció al prenderse fuego su casita en el barrio 29 de Septiembre durante la noche, su pequeño de tan solo 9 años intentó, en vano, rescatarlo, y sufrió quemaduras en sus pies.

En ese momento fueron muchos los vecinos que se acercaron para contener al niño, dos mujeres se turnaron en el hospital para darle un poco de contención y cariño, incluso, una de ellas comentó su intención de querer adoptarlo. Finalmente vino la madre y se lo llevó con ella, ahora está viviendo en Buenos Aires cerca de tíos y primos.

Una promesa

Todavía hay personas para las cuales una palabra dicha debe cumplirse. Ceferino tenía planeado luego de despedir el cuerpo de su hijo, regresar a Buenos Aires, pero jamás pensó que una charla con su nietito cambiaría el rumbo de su vida.

“Me hizo prometerle que le iba a cuidar el terreno de su papá hasta que tenga 18 años y yo no me pude negar” dijo muy apenado el abuelo. “También me dejó encargado que le lleve florcitas a la tumba, y eso lo estoy haciendo”, agregó.

Mario había comprado los paneles de una prefabricada, los que se salvaron del fuego. Los vecinos ayudaron a armarla y allí es donde actualmente vive Ceferino. Fue puesta directamente sobre el ripio y en ese estado está siendo habitada. Uno de sus sobrinos está acompañándolo y es quien aportó el único sistema de calefacción con el que cuentan, un pequeño calentador eléctrico y un anafe. Es también este joven quien le lleva cajas con alimento porque Ceferino no tiene ninguna entrada de dinero.

Se describe como muy responsable y excelente albañil, por lo que ofrece sus servicios para comenzar con esta nueva vida en nuestra ciudad, “necesito trabajar para ir levantándole una linda casita a mi nieto para cuando regrese”, dijo. Su teléfono es 1141 890840.

Necesita materiales

Asimismo, si alguien puede aportar materiales de construcción, él mismo pondría la mano de obra para hacer un alisado en la vivienda. La medida es de 4x5 y hacen falta dos mallas, cal, cemento y ripio. “Todavía no ha llovido muy fuerte así que espero que este techo aguante” comentó, mostrando que utilizó las chapas de zinc muy quemadas de lo que fuera la casa de su hijo.

Ceferino ahora tiene algo de comida y abrigo gracias a su sobrino, “nada puede ser peor que romper la promesa que le hice a mi nietito”, finalizó diciendo.