Gustavo Gennuso: “las pequeñas acciones hacen una ciudad más amigable”

En el año 2011 escribí una columna en este mismo diario titulada "Sentados en el cordón de la vereda" que empezaba de la siguiente manera:

Argumenta el “Negro” Fontanarrosa que la prestancia del defensor argentino que sale "de la cueva" -según la metáfora de José María Muñoz- está forjada en el picado de la vereda. La vista atenta al frente para saber dónde están propios y rivales y la mirada de reojo a cordón y pared para evitar que pelota y a veces jugador se vayan de los límites del campo de juego.

Esta bella descripción no podría haber sido forjada por un escritor barilochense. Hay varias razones para que así sea. La primera podría ser la geografía con subidas y bajadas. La segunda es que el frío no alimenta el juego al aire libre, aunque sabemos que el calor de un picado puede con cualquier inclemencia. La tercera es ¡que no hay veredas! Sí las hay en algunas zonas céntricas del casco urbano. Pero más del 60% de la ciudad no tiene veredas en condiciones de ser transitadas. Menos de hacer un picado donde formar defensores como los que describíamos.

Planteada ya hace tiempo esta preocupación y para tomar el tema desde lo más simple, durante este primer año comenzamos a trabajar un programa para completar y arreglar las veredas de la zona cercana al casco céntrico. Aproximadamente de 9 de Julio a 20 de Junio y de 12 de Octubre a Albarracín. Sabido es que la responsabilidad de la vereda es del frentista por lo que se empezó por una invitación a hacer o arreglar la vereda. Muchos frentistas aceptaron esta invitación, otros más remisos no lo hicieron y recibieron una intimación y una propuesta. Esta última decía, que si compraban los materiales el municipio con personal de cooperativas y programas de trabajo se las arreglaba o las hacía. Más de 150 vecinos se anotaron en esta última modalidad y se les está haciendo el trabajo. En conclusión, se han puesto en condiciones alrededor de 250 veredas, que parece poco, pero empezamos desde cero. Vamos a seguir implementando el programa en el resto de la ciudad, poco a poco y siempre trabajando con el vecino. Aquél que no quiso aceptar las propuestas recibió una multa, pero por suerte fueron los menos. Dentro de este programa están por supuesto las veredas de los edificios municipales que después de varias vueltas administrativas y concursos de precios comenzarán a arreglarse.

Las cosas simples, las pequeñas acciones hacen una ciudad más amigable.

N. de la R.: Quienes deseen hacerle llegar un comentario al intendente Gustavo Gennuso, sobre lo abordado en esta columna o cualquier otro tema, pueden dirigirse a [email protected]; y a la brevedad el mensaje será enviado al jefe comunal y sus colaboradores.