16/02/2017

Fiscalía bajó la calificación y pidió catorce años de prisión

- DEFENSA CUESTIONA FALTA DE PRUEBAS - El fiscal de Cámara Eduardo Fernández pidió ayer una pena de catorce años de prisión para José Chávez Aguilar, a quien acusó por el homicidio simple de David Oyarzo, eliminando los agravantes con los que el sujeto había llegado a juicio. La defensa, cuestionó que el fiscal buscó una figura menor porque no tenía pruebas y pidió la absolución de su asistido, que al cierre del juicio ratificó su inocencia.

Fiscalía bajó la calificación y pidió catorce años de prisión
El acusado insistió en su inocencia.
El acusado insistió en su inocencia.

Culminó este jueves el juicio seguido contra José Evaristo Chávez Aguilar, a quien atribuyeron el homicidio del niño David Oyarzo. Al cierre de la audiencia, al pronunciar la última palabra, el acusado volvió a declamar su inocencia.

El fiscal de Cámara Eduardo Fernández, modificó la calificación legal con la que el caso había llegado al juicio y eliminó los agravantes de alevosía y participación de tres personas, pidiendo en definitiva una condena por homicidio simple.

Según argumentó el representante del Ministerio Público, no encontró elementos que le permitan sostener que Chávez Aguilar actuó con alevosía ni que el homicidio se resolvió con la participación de más de dos personas. En función de ello, eliminó los agravantes que levaban la pena a una prisión perpetua y en función de las circunstancias que rodearon el hecho, se apartó del mínimo de la escala penal para el homicidio simple, pidiendo en definitiva una condena de catorce años de prisión.

“Los datos y pruebas nos llevan inexorablemente a un camino unívoco que coloca a Chávez Aguilar como el autor del hecho”, espetó Fernández, quien cuestionó que la tarea defensiva pretenda no sólo borrar al acusado de la escena sino también atribuirle el homicidio a otras personas.

“No se pudo acreditar que sean tres o dos personas las que actuaron, tampoco sabemos si Oyarzo se pudo defender, lo que sí sabemos es que se trató de una muerte artera, por la espalda”, concluyó.

La defensora oficial Romina Martini, afirmó con toda convicción “que la hipótesis fiscal no fue confirmada más allá de toda duda razonable” y recordó que la Fiscalía tenía dos testigos importantes, pero ninguno de ellos fue testigo presencial del hecho.

La defensora cargó contra la Fiscalía al señalar que si veía un hecho “tan grave”, como mencionó en su alegato, debió haber investigado “otras líneas”. Y enfatizó “la persona que tenía el arma homicida ni siquiera vino a declarar. Nadie hizo nada, total él estaba detenido hace rato, se llama Chávez Aguilar y su familia tiene una causa pesada dando vueltas”.

Luego se preguntó “¿por qué el fiscal cambia la calificación si tiene las mismas pruebas que tuvo siempre?” y respondió “No le da el caso, por eso lo hace y es injusto: la prueba es la misma”, concluyó.

Finalmente, repitió “Con toda convicción el caso no se probó. No hay elementos ciertos que lleven certeza, pido la absolución y la inmediata libertad”.

Al finalizar, Chávez Aguilar repitió sus dichos de la primera jornada de audiencias cuando brindó su declaración indagatoria: “Me declaro inocente hasta el final, yo lo quería como a un hermano, no sé quien fue el que lo mató, no le puedo echar la culpa a nadie”.

David Oyarzo, fue ultimado de un disparo de escopeta calibre 16 por la espalda, poco antes de la medianoche del 6 de noviembre de 2014. Su cuerpo fue encontrado horas después en un descampado ubicado cerca del predio de la cantera municipal.

Los últimos testigos que lo vieron con vida, narraron bajo juramento ante los jueces que Chávez Aguilar y otros dos sujetos se presentaron armados en la vivienda en la que estaban y se llevaron al niño por la fuerza, mientras que éste pedía por favor que no le hagan nada. Otros testigos dijeron que en las horas previas el chico se había mostrado preocupado y que sabía que estaba en problemas.

El arma homicida, fue hallada por absoluta casualidad, en el marco de un allanamiento practicado en la casa de un hombre al que investigaban en otra causa por otro delito. Cuando se realizó un peritaje, un perito armero comprobó que fue la utilizada para ultimar al menor. Se trató de una escopeta calibre 16 de caño recortado, con buen funcionamiento pese a su descuidado aspecto y a su numeración suprimida.

David Oyarzo “era un marginal, un chico de la calle” explicó en su alegato el fiscal Fernández. Vivía en la calle, tenía apenas trece años y como gran parte de su entorno, tenía problemas de adicción, pese a su edad.

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