15/02/2017

Un pibe que murió siendo una víctima durante toda su vida

- COMENZO JUICIO POR HOMICIDIO -  La fiscalía intenta demostrar que José Evaristo Chávez Aguilar lo asesinó de un disparo por la espalda, luego de decirle que corra para salvarse. La defensa pública se esfuerza por establecer que no fue así, que había otros interesados en matar al pibe que ya no está para contar lo ocurrido y tenía apenas trece años. Eso era lo único que tenía.

Un pibe que murió siendo una víctima durante toda su vida

Por Mariano Colombo
[email protected]

David Oyarzo tenía trece años el día que lo mataron con un disparo de escopeta por la espalda. Y cruelmente, la edad era lo único bueno que tenía. Increíblemente sufría problemas de alcoholismo y consumo de drogas. Los mismos que padecía su madre. No tenía un hogar en el que vivir y le pedía a algunos vecinos, que le permitieran quedarse en sus viviendas.

 

Así fue como lo cobijaron varios de ellos, incluido el acusado, le prestaron dinero o una cama por las noches. Algunos lo vieron borracho o drogado. El, con apenas trece años, enfrentó a la vida con las herramientas que tuvo y en sus últimas horas, sabiendo que “pintó alto bondi”, había decidido armarse. Por ello llevaba consigo una “faca”. Un largo trozo de metal con mango de madera, convertido en arma blanca tras largas horas de afilarlo contra paredes, pisos y piedras.

Víctima de un submundo surrealista, de una sociedad cruel y un Estado abandónico, David Oyarzo, que sólo tenía 13 años, fue ultimado con un disparo por la espalda el 6 de noviembre de 2014. En lo poco que le quedaba de su inocencia infantil, creyó que con su “faca” iba a poder defenderse, pero cuando se vio acorralado lloró. Lloró y pidió clemencia. Lloró, pidió clemencia y suplicó que no le hagan nada.

Tres sujetos lo arrastraron hacia el exterior de la vivienda en la que dormía de prestado. Uno de ellos portaba una escopeta recortada. El niño lloraba y se resistía. Tenía apenas trece años. De un culatazo en el pecho lo tiraron al piso.

Lo llevaron hasta un descampado y le dijeron “corré”, una última oportunidad. Y David, de nuevo con su inocencia, la poca que le quedaba, corrió. Pero apenas dio unos pasos y recibió un disparo en la espalda que lo mató en segundos. Su cuerpo fue encontrado horas después, por un empleado de la cantera municipal, sector en el que lo ultimaron.

Tres testigos fundamentales para llevar a José Evaristo Chávez Aguilar al banquillo de los acusados ingresaron al programa de protección de testigos. Pero como sus nombres fueron revelados, debieron irse de Bariloche, abandonando todo y denunciando haber recibido amenazas y agresiones del acusado.

José Chávez Aguilar había sido procesado por el entonces juez de Instrucción Martín Lozada. Parte fundamental de la imputación y posterior acusación contra el sujeto, estaba basada en los testimonios protegidos. La Cámara Segunda del Crimen consideró que eso entorpecía el legítimo derecho de la defensa y anuló parte de lo actuado. Luego el juez Juan Martín Arroyo, volvió a dictar el procesamiento del individuo, al que atribuyen ser el autor del disparo que costó la vida de David. Ayer, la fiscalía pidió que esos testigos declaren sin la presencia del acusado, pero el tribunal de la Cámara Primera, integrada por Marcelo Barrutia, Miguel Gaimaro Pozzi y Emilio Riat, lo rechazó compartiendo los argumentos de la defensa.

Chávez Aguilar sostuvo su inocencia al empezar el juicio, señalando que quería a la víctima como a un hermano. Respondió preguntas del tribunal, de la fiscalía y de la defensa, y relató lo acontecido el día del hecho, según su perspectiva.

También declararon otros testigos que intentaron favorecer la posición defensiva y finalmente se dictó un cuarto intermedio para reanudar la audiencia el día de hoy, con los últimos tres testigos citados y los alegatos de las partes.

Te puede interesar
Ultimas noticias