02/02/2017

Blanca Valiñas increpa a la postal

- EXPOSICION CRITICA Y POETICA - Sus trabajos estarán a consideración de la gente hasta el 9 de marzo en Vertiente. La muestra se conformó con tres series que comparten cierta estética relacionada al viejo correo, predilección por la memoria y características patagónicas.

Blanca Valiñas increpa a la postal
La expositora y uno de sus trabajos.
La expositora y uno de sus trabajos.

Por Adrián Moyano
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Hay una deliberada estética postal en la muestra que Blanca Valiñas puso a consideración en Vertiente hasta el próximo 9 de marzo. Pero sus obras no se limitan a homenajear una forma de comunicarse que las nuevas tecnologías se llevaron por delante, más bien ejercitan memorias no tan lejanas con marcado sesgo patagónico. Imágenes, palabras, dibujos, pinturas y otras técnicas plásticas confluyen en tonalidades amables, mientras gritan reflexiones que apenas superan el susurro.

“Es una muestra que se armó a partir de la invitación de los chicos (Martín Saccomanno y Lila Barber), o sea que no fue planeada previamente”, comentó la expositora. “Traté de reunir trabajos que tuviesen algún hilo conductor. Hacía tiempo que venía trabajando con el tema de las postales y además, hay otro que empiezo a mostrar recién ahora: las cartas… Las fui recogiendo a partir de cartas de presas políticas y después, el año pasado había empezado a desarrollar imágenes a partir de estampillas. Por eso, asocié la muestra al correo y la gráfica, veo que es algo que me remite a la historia personal pero también al dibujo, a la escritura, a la línea… Me pareció interesante poder compartir diferentes fragmentos de temas distintos que tenían esta conexión entre sí”.

Ya casi no se escribe más de puño y letra, hay gente que no pasó por la experiencia de despachar una carta y menos aún, por la ansiedad de revisar el buzón. “Si bien en la actualidad uno tiene el beneficio de la cosa instantánea, aquello de la espera, de compartir a la distancia y la distancia en el tiempo también, tenía otra vivencia. Posiblemente, es lo que yo rescato”, resaltó Valiñas.

En esa línea, “las postales surgieron como un juego de palabras en un momento especial de Bariloche: 2010 y el asesinato de los chicos. Desde ahí empecé a trabajar la idea de postal con aquella frase: la postal que queremos mostrar como ciudad… En aquel momento había cosas que se tapaban y a raíz de eso empecé a elaborar la postal con una evolución que me llevó a querer tener mis dibujos en postales, para que transitaran otros caminos”, ejemplificó.

La primera vez que El Cordillerano entrevistó a Valiñas fue en ocasión de una muestra conjunta cuyo tema central fue evocar la Masacre de Trelew. Como puede advertirse, la relación entre su arte y el ejercicio de la memoria, es una constante. “En la búsqueda como artista, uno transita por distintos lados. Con el tiempo, me di cuenta de que en mi hacer artístico necesitaba temáticas que me conmovieran. Siempre tuve la dicotomía de si era artista plástica o docente y me llevó toda la vida entender que era las dos cosas. En mi actividad docente estoy conectada con una realidad que la artista plástica de algún modo necesitaba expresar. A partir de sacarme ese velo de encima, pude empezar a desarrollar estas temáticas con las que me fui relacionando”, describió.

De una cosa a la otra

Sucesivos momentos se hilvanaron casi de manera espontánea. “Una cosa me llevó a la otra: Trelew fue puente para conocer a un grupo grande de mujeres que estuvieron en Devoto en los años oscuros y bueno, eso me abrió la puerta para conocer sus historias más de cerca. Fue un acercamiento en carne y hueso a esas realidades. Lo de Trelew también dio una sucesión de trabajos que llevó a un desarrollo que yo no pensaba: esos trabajos fueron pedidos para que circularan en marchas y aniversarios. Creo que el arte tiene que estar presente en esos espacios, esta es mi forma, la que yo encontré y con la que mejor me expreso”, definió Valiñas.

Aclaremos por las dudas: nada de panfletos en la obra de la artista. “Fue un conflicto personal porque por un lado, hay una tendencia actual para que lo panfletario sea un arte más de choque. Está muy bien que exista pero en mí me dejaría de lado la cuestión estética en la que fui formada, parte que me cuesta mucho dejar de lado. Quizá no soy de esos artistas que salen a la calle y ponen el cuerpo en instalaciones o en cuestiones más directas. A mí me pasa usar estos mensajes pero con un lenguaje si se quiere, más poético. Si no está esa parte, siento que no estoy yo. No sé si lo logro, si está bien o mal pero fue el modo que yo encontré para manifestarme con lo que sé hacer”, apuntó la expositora. Certeza que se torna evidente al contemplar sus obras.

Una artista de acá

En las obras de Blanca Valiñas aparecen versiones de testimonios gráficos que parecieran de ayer nomás, porque “hay imágenes que se repiten en nuestra tierra. Las postales están vinculadas a la Patagonia concretamente. Si bien acá hay una postal de Trelew, otra de la Patagonia Rebelde y una de junio de 2010 en Bariloche, hay otros trabajos (en su producción) que remiten a (Carlos) Fuentealba, a Teresa Rodríguez, a (Víctor) Choque, trabajadores asesinados en la Patagonia en otras situaciones o contextos”, enumeró.

El sesgo regional es otro rasgo distintivo en su propuesta. “Elijo este lugar para vivir y desde ahí se mete. Cuando elijo venir acá me voy a la estepa, estoy un tiempo trabajando en una escuela rural en Pilcaniyeu y ahí tomo contacto con esa realidad. Si bien el bosque y la montaña tienen una magia que atrae, a mí la estepa me cautiva, no desde el paisaje sino desde las historias y la gente. A partir de ahí y de esta búsqueda personal sobre lo que quiero decir con mi arte, es donde pongo la mira. Y de tomar conciencia de que uno es un artista de acá y tiene que ser hacedor de arte de su lugar”. Clara definición.

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