2018-03-01

Los trabajadores de prensa, “presos” y sin probar bocado en 12 horas

La cita, por determinación del juzgado, fue a las 7 de la mañana en el edificio ubicado en calle San Martín y desde allí los trabajadores de prensa fueron llevados por la PSA en un minibús y una combi hasta el gimnasio ubicado en calle Esandi, para hacer el camino a la inversa luego de extensísima jornada, poco después de las 19. ¡12 horas casi en situación de cautiverio!

Una vez en el interior del gimnasio, los periodistas, camarógrafos y reporteros gráficos debieron padecer condiciones de trabajo paupérrimas. Más allá de lo extenso de la audiencia (que son gajes del oficio) lo insólito fue que los trabajadores no pudieron salir del lugar designado, a excepción de durante los cuartos intermedios, donde les permitieron ir a un patio para fumar o estirar un poco las piernas.

Tampoco habían sido contemplados los medios técnicos básicos para desarrollar la labor periodística, después de reiterados pedidos se les alcanzó a los trabajadores un alargue y una “zapatilla” para enchufar computadoras, teléfonos, y otros dispositivos.

Nada de dejar el lugar para ir a buscar algo de comer y lo peor e incomprensible fue que familiares, amigos o compañeros de trabajo se acercaron con algunos alimentos pero no los dejaron tomar contacto. Ni siquiera se les alcanzó la comida.

Sólo recibieron algo de alimento las abuelas mapuches que se encontraban en el interior del gimnasio, comida que habían hecho llegar sus familiares y que fue llevada por la PSA.

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