2017-09-12

Los barilochenses colaboraron y los bomberos tendrán su cizalla

Por Susana Alegría
salegria@elcordillerano.com.ar

Quedaba menos de un mes para poder realizar la compra de una herramienta hidráulica necesaria para rescate vehicular, puesto que las dos con las que cuentan, están muy desgastadas y ya no cumplen bien su función, poniendo en riesgo tanto a los bomberos como a las personas que se deben asistir.

El domingo a las once de la mañana había que retirar las pizzas en el cuartel de Yatasto o en sus dos destacamentos, el del 2 de Abril y el del San Francisco IV. Los vecinos comenzaron a buscar sus pedidos, y algunas personas se acercaron espontáneamente para dejar el importe, no queriendo llevar nada a cambio.

Jorge Montenegro, jefe del cuartel, comentó “vivimos momentos de mucha emoción, por ejemplo una señora mayor quería colaborar, nos dejó mil pesos, solo nos dijo que se llamaba Mónica y se fue con las manos vacías, teniendo en cuenta lo que gana un jubilado, sabemos que eso le debe haber costado mucho”.

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Fueron alrededor de 80 las personas que aportaron sin retirar, por lo que cerca de las 18 horas los voluntarios fueron a vender las pizzas que quedaban a la esquina de Elflein y Onelli, con resultados positivos en menos de una hora.

“No tenemos palabras para agradecer a los barilochenses, porque muchas veces solo recibimos críticas pero en este caso, nos demostraron que apoyan lo que hacemos”. Haneck y Alonso fueron los encargados de hacer el depósito correspondiente y realizar los trámites necesarios para que pronto la herramienta esté en el cuartel a disposición para rescates vehiculares.

La solidaridad de la gente, en este caso, volverá a la sociedad, porque nadie está exento de que los bomberos deban utilizar esa herramienta al tener un accidente, entonces la ayuda es para todos, no para los voluntarios.

En pocos días darán a conocer desde el cuartel un listado de agradecimientos, fueron muchos los que colaboraron y no quieren dejar de mencionar a ninguno.

Los bomberos voluntarios comenzaron a cocinar a las 6 de la mañana, con gorros, delantales y guantes, preservando la higiene del producto que entregarían. Se fueron turnando y, mates de por medio, siguieron de corrido con las tareas hasta pasadas las 20 horas; una maratón pizzera que tuvo excelentes resultados.

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