La intensa nevada desnudó falencias de prevención

Por Wilge Delgado
wdelgado@elcordillerano.com.ar

Bariloche, calificada como la mayor ciudad turística de Río Negro, demostró no estar a la altura de las circunstancias, ante la intensa nevada que se inició el viernes y continuó hasta la madrugada del sábado. Los protocolos de prevención, aunque se cuenta con la tecnología necesaria, no funcionaron de forma adecuada, y los vecinos se tuvieron que conformar con consultar las redes sociales sobre la energía eléctrica, el transporte urbano de pasajeros y los vuelos desde y hacia Bariloche.

En los barrios de la zona del Alto, así como los de la zona Este y Oeste, hubo otro tipo de necesidades, diferentes a las de los turistas y la posible llegada de contingentes en avión por el inicio de las vacaciones y la temporada invernal.

Desde los barrios El Pilar I y II, los vecinos, sobre la ruta Juan Marcos Herman, se preguntaban si la línea 40 circulaba, “estamos esperando el ‘bondi’ para ir a laburar y no sabemos si va a pasar o no”, expresaban a primera hora del sábado.

Resignados a perder el día, volvieron a sus hogares, rescatando de esta nevada: “Se parece a la nevada de 1995; sólo que, ahora, el corte de luz fue de seis horas, razón por la que no nos quedamos sin agua”, dijeron, aclarando: “en estos barrios, el agua es por bombeo y necesitamos electricidad”.

Por los barrios Nahuel Hue, Nuestras Malvinas y aledaños, la queja mayor se refirió a la falta de electricidad, en tanto que otros vecinos reclamaban asistencia de los CAAT de la zona. En el Comedor Capacitador Gotitas de Esfuerzo, que recibió a abuelos y abuelas, la queja fue la falta de alimentos. Finalmente, lograron la colaboración de la gente y pudieron preparar el pan necesario.

Sin embargo, esta nevada, también sirvió para el disfrute. Sin lugar a dudas, el Catedral estuvo rebosante en el fin de semana con el sol a pleno, y familias enteras, en todos los barrios, salieron a disfrutar, armaron muñecos, y utilizaron calles como Beschtedt y Rolando, y en los barrios del Alto, arterias con pendiente, para deslizarse y gozar el día.